Broncos 'tulios'
Los aficionados esperaban con mucha ilusión esta corrida -¡anunciaban tulios!-, y a la hora de la verdad, que es la lidia, quedaron decepcionados. Los tulios resultaron broncos, mecachis en la mar. Según taurinos, los tulios suelen ser broncos, y por tanto ocurrió en Valdemoriflo lo que cabía esperar. Pero no es cierto. La fama les viene a los tulios de su dureza, que es cuestión distinta.Los tulios cimentaron su fama allá por la década de los 50 en la plaza de Las Ventas, cuando armaban tal desbarajuste en el ruedo que aquello parecía el terremoto de San Francisco, vamos al decir. Remataban en tablas, las sacaban de sus guías lanzándolas por los aires y no paraban de embestir. Hay una teoría muy extendida últimamente, según la cual el toro es bravo si se comporta con pastueña docilidad. Pero en la década de los 50 aún tenía vigencia el concepto de la bravura que había sido verdad axiomática en toda la historia de la tauromaquia, según la cual el toro bravo es el que se crece al castigo y embiste con condicia; y cuanto más se crece y más codicioso embiste, más bravo.
Tulio / Márquez, Fundi, De Jesús
Toros de Isaías y Tulio Vázquez, cinqueños excepto 2o, de gran trapío excepto 2o y 5% broncos y reservones. Miguel Márquez: cinco pinchazos, estocada baja y dos descabellos (silencio); pinchazo y media a toro arrancado (protestas). Fundi: pinchazo bajo, otro hondo bajo y 15 descabellos (bronca); estocada delantera y tres descabellos (algunas palmas). Gregorio de Jesús: estocada corta baja y descabello (silencio); estocada corta muy baja y nueve descabellos (silencio). Plaza de Valdemorillo, 9 de febrero. Sexta corrida de feria. Lleno.
El toro de estas características, naturalmente es duro y molestísimo, pues al torero que no conozca a la perfección su oficio no le deja reposo, ni le permite contoneo, y es preciso torearlo con mucha seguridad técnica, no ya para redondear faena lucida sino para evitar el volteretón. Así eran los tulios, de ahí les vino la fama, y uno tiene desde entonces, como paradigma del toro bravo, un novillo tulio que se lidió aquellos años, de nombre Horquillero, colorao por más señas, que si no lo llegan a matar a estoque, aún estaría embistiendo; vamos al decir.
Los tulios de Valdemorillo, sin embargo, no eran como los que se han descrito. Los tuflos de Valdemorillo, broncos- reservones, no embestían ni codiciosos ni nada, mecachis en la mar, y, lógicamente, no tenían ni un pase. De trapío, en cambio, anduvieron sobrados, con sólo dos excepciones y fueron los que correspondían a Fundi. Mientras para Miguel Márquez hubo ejemplares muy serios, y para Gregorio de Jesús un castaño de hermosísima estampa más un zaino de impresionante arboladura, a Fundi le soltaron un torete patilargo-caricorto y otro bastante sospechoso de pitones.
Márquez empleó el trasteo de pitón a pitón que en sus circunstancias la tauromaquia manda, sólo que los reservones tulios no prestaban atención a la muleta trasteadora sino al veterano trasteador, y le ponían en un brete. Gregorio de Jesús empleó los mismos recursos y debió sufrir parecidas zozobras, aunque sus toros no eran tan mirones. Fundi banderilleó con coraje, muleteó animoso, poniendo pundonor en el empeño, y en su primero, después de pinchar....
Después de pinchar a su primero, los peones hicieron la consabida rueda para obligarlo a doblar, cuando un espectador gritó: "¡Se mata con la espada, Fundi!". Y entonces fue Fundi, se agarró los mismísimos y los bamboleó mirando desafiante al espectador, como diciendo... Bueno, cualquier interpretación de lo que quisiera decir Fundi sería especulativa, y por eso no se interpreta aquí, pero, allí, el público le pegó un broncazo, porque lo tenía muy claro. En malos pasos se mete Fundi tratando de tan intolerable manera al público. Pues para tratar así al público, hay que ser, por lo menos, Belmonte. Pero ni el Fundi es Belmonte, ni a Belmonte se le hubiera ocurrido cometer, jamás, semejante grosería.
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