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GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Cheney y Powell estudian con Schwarzkopf el momento adecuado de lanzar el ataque terrestre

Juan Jesús Aznárez

El secretario estadounidense de Defensa, Richard Dick Cheney, y el jefe del Estado Mayor conjunto, general Colin Powell, llegaron ayer a Riad para evaluar con el responsable de la Operación Tormenta del Desierto, general Norman Schwarzkopf, los resultados del severo bombardeo de las posiciones iraquíes y determinar si ese castigo ha sido lo suficientemente destructor como para comenzar una ofensiva final por tierra sin excesivas bajas en el ejército multinacional. Cheney y Powell se entrevistaron previamente en Taif con el emir de Kuwait, Jaber Ahmed al Sabaj.

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El secretario de Defensa visitó asimismo a los pilotos de la 48a ala táctica de combate a los que llamó "el corazón y el espíritu de la más exitosa campaña aérea en la historia del mundo".El comandante de las tropas saudíes, príncipe Kalid Bin Sultán, aseguró por su parte que la operación va "extremadamente bien" y expresó su confianza en una posguerra de conciliación y paz en Oriente Próximo.Después de cinco días de calma en los cielos de Riad y Dahran, los iraquíes bajo asedio en el emirato saludaron con el lanzamiento de un misil Scud sobre la capital la madrugada anterior la visita de los emisarios del presidente norteamericano, George Bush. Dos antimisiles Patriot interceptaron el proyectil y portavoces militares afirmaron ayer que después de la explosión despegó una escuadrilla de cazas que destruyó una plataforma móvil de lanzamiento situada en la zona, desde donde supuestamente fue disparado el Scud.

La víspera de la llegada del secretario de Estado y del jefe del Estado Mayor conjunto, Schwarzkopf, siempre acompañado por una escolta de militares de paisano armados visitó uno de los campamentos montados por las tropas multinacionales en una zona distante en 20 kilómetros de la frontera con Kuwait.

Allí, el general estadounidense, que parece partidario de prolongar los sistemáticos bombardeos sobre los cuarteles subterráneos de la Guardia Republicana iraquí, firmó autógrafos entre la tropa y recabó información sobre el estado de ánimo de unos soldados menos acostumbrados a la guerra en el desierto que los iraquíes, pero con un arsenal y una logística a su disposición de las que carece el ejército de Sadam Husein en el emirato.

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El mando conjunto anunció que en los próximos días se intensificarán todavía más las incursiones aéreas en la frontera con Kuwait, donde ayer se registró otra escaramuza armada entre un destacamento de marines y artilleros iraquíes.

El máximo ejecutor de la Operación Tormenta del Desierto, de quien se dice que duerme con el M-16 en la cabecera de su cama en un acuartelamiento estadounidense en Riad, sede del comando central, multiplicó estos días las reuniones con el Estado Mayor de la coalición contra Irak que se celebran a las 7.00, 19.00 y 22.00 horas.

En ellas se ordenaron los datos remitidos por las diferentes unidades y se redactó después el informe que se entregará a Dick Cheney y a Colin Powell y que en última estancia será estudiando en Washington por George Bush. Lograr que las tropas iraquíes abandonen sus refugios y queden al alcance de la aviación ocupa una gran parte de los planes elaborados por los estrategas del frente antúraqui.

El príncipe Sultán, bajo cuyo mando se agrupan las fuerzas saudíes y del resto de países árabes participantes en la ofensiva contra Sadam Husein, declaró ayer en conferencia de prensa que las fuerzas armadas de la coalición son dueñas del aire y del mar y están colocadas en posición ventajosa para iniciar la ofensiva por tierra.

Kalid Bin Sultán subrayó, en términos ambiguos, que el objetivo de la Operación Tormenta del Desierto no es sólo liberar Kuwait sino conseguir también que Irak regrese al "mundo de la cooperación" con las naciones árabes, sin precisar si ese retorno se aceptará con un Kuwait liberado pero con Sadam Husein como presidente de Irak.

"A mí, si fuera iraquí no me gustaría que me gobernase un hombre así", dijo para agregar a continuación que de todas formas los iraquíes sabrán qué hacer. El jefe militar árabe indicó que el número de prisioneros supera los 900 y aseguró que otros 400 soldados iraquíes se habían entregado antes de que comenzase la guerra y son tratados como militares refugiados". En su opinión, el número de deserciones se disparará a corto plazo y la batalla terrestre se detendrá en Kuwait y no en Bagdad.

Las fuerzas que dirige Estados Unidos continuaron ayer sus maniobras y la fuerzas mecanizadas de países diferentes efectuó un ejercicio conjunto con 200 carros de combate con cobertura aérea y fuego artillero en un movimiento ofensivo similar al que deberán coordinar cuando comience el avance por tierra hacia Kuwait. Otros 9.000 marines ensayaron un desembarco anfibio en costas del golfo Pérsico próximas del emirato mientras el bombardeo de todos los días prosiguió a lo largo de sus fronteras.Por otra parte, el general Schwarzkofp declaró el pasado jueves a la cadena de televisión norteamericana ABC, que tenía informes de que algunos pilotos que se marcharon a Irán con sus aparatos habían intentado bombardear el palacio presidencial de Sadam en Bagdad.

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