Bush recorta los gastos de defensa y los programas sociales en su proyecto de presupuesto

El presidente George Bush envió ayer al Congreso su propuesta de presupuesto federal para el año fiscal 1992, por un total de 1,45 billones de dólares, (unos 133 billones de pesetas), cuyas principales características son una disminución de los gastos de defensa en 3.700 millones de dólares a pesar de la guerra del Golfo, una reducción en los programas sociales y un mínimo aumento de los impuestos.

En comparación con el presupuesto del corriente año fiscal, que asciende a 1,41 billones de dólares, los 1,45 billones solicitados por Bush para el año que viene suponen un aumento del 2,6%. Esta subida está un 3,5% por debajo de la tasa de inflación anual que ya sobrepasó el 6%, el año pasado.En teoría, la Casa Blanca fija el déficit presupuestario en 280.900 millones de dólares, que es el tope marcado en el laborioso acuerdo alcanzado el pasado año entre el Congreso y el presidente. En la práctica, se estima que el déficit real alcanzará la cifra de 318.100 millones de dólares.

La víctima principal en el nuevo presupuesto ha sido el departamento de Defensa, a pesar de la guerra con Irak, que ha obligado a Estados Unidos a realizar el mayor despliegue militar desde el conflicto de Vietnam. Pero la realidad de la situación mundial, que hace muy improbable un enfrentamiento entre los dos bloques tras el derrumbamiento del Pacto de Varsovia se ha acabado imponiendo.

Bush ha pedido al Congreso la aprobación de 295.200 millones de dólares para gastos de defensa, lo que supone 3.700 millones de dólares menos que la partida incluida en el corriente año fiscal. El Pentágono piensa seguir adelante con la proyectada reducción de los gastos militares norteamericanos en los próximos cinco años, que prevén la reducción en una cuarta parte de los efectivos de las fuerzas armadas norteamericanas en 1995.

En la partida presupuestaria del departamento de Defensa, sólo se incluyen 30.000 millones de dólares para hacer frente a los gastos extraordinarios de la guerra del Golfo, a pesar de que los cálculos del despliegue militar ascienden a unos 500 millones de dólares diarios. El Pentágono ha anunciado que piensa pedir una partida extraordinaria al Congreso dedicada exclusivamente al conflicto en los próximos días.Aunque los gastos mil tares disminuyen, el presidente ha solicitado al Congreso un aumento de 1.600 millones de dólares en la partida destinada a la investigación del programa de la "guerra de las galaxias", animado por los éxitos que las armas de nueva tecnología como el misil Patriot, están teniendo en la guerra del Golfo. El total solicitado para este programa, cuyo nombre técnico es el de Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI), asciende a 4.580 millones de dólares, una cifra que tendrá dificultades para ser aprobada por los legisladores.Sin recesión

El presupuesto para el año fiscal 1992, que entrará en vigor e próximo primero de octubre, no incluye ninguna propuesta específica para sacar a la economía norteamericana de la re cesión que atraviesa en esto momentos sino que se concentra en el fomento del crecimiento a largo plazo.

La Administración parte de la premisa de que la recesión actual terminará a mediados de año y de que el crecimiento del producto nacional bruto calculado para el corriente año fiscal en un 0,9% se acelerará en el año fiscal 1992 hasta alcanar un crecimiento del 3,6%, unas predicciones que los expertos consideran como demasiado optimistas.

El proyecto de ley presupuestaria elaborado por la Casa Blanca sólo contempla una modesta subida de impuestos por un total de 2.000 millones de dólares en los próximos cinco años. Se limita el gasto social a 208.000 millones de dólares con una reducción de 50.000 millones en los programas, principalmente los dedicados a hospitales donde se imparte enseñanza médica.

Bush, fuertemente criticado por los sectores más conservadores de su partido republicano por haber aceptado una subida de impuestos en contra de su promesa electoral, ha vuelto a introducir en su proyecto presupuestario una reducción del impuesto sobre ganancias del capital, incluida la plusvalía en la venta de valores mobiliarios, que fue rechazado por el Congreso en las negociaciones del pasado año.