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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Suráfrica y el Golfo

Me refiero al artículo aparecido en su diario el 31 de enero, titulado "Suráfrica envió a Irak armas capaces de llevar gases letales" que firma Adel Darwish y que, previamente, fue publicado en el diario británico The Independent el día 28 de dicho mes.Me veo obligado a salir del paso de su contenido, en primer lugar por la falsedad de todo cuanto se afirma en el artículo, por la importancia de la acusación que se hace y por la extrañeza de que su diario la haya publicado después del contundente desmentido que el Gobierno surafricano hizo cuando apareció en The Independent y que este periódico publicó al día siguiente, es decir, en la misma fuente de donde EL PAÍS sacó la primera información, lo que brindaba a su periódico la fácil posibilidad de comprobar los hechos que es una cualidad que debe acompañar a todo periódico responsable.

En su desmentido, el propio ministro surafricano de Defensa rebatió, punto por punto, cada una de las afirmaciones asegurando que Suráfrica y, por supuesto, Armscor, no ha entregado a Irak armas, de acuerdo con las sanciones de la ONU contra ese país de fecha 8 de agosto último; que Armscord nunca ha fabricado ni, por tanto, vendido piezas de artillería adaptadas para llevar gases letales; que los Estados Unidos no han comprado la producción de 1991 y que las afirmaciones de que el servicio aduanero surafricano "interceptó el último envío en diciembre pasado, etcétera, resultan ridículas y carentes de toda verdad", según el propio ministro surafricano manifestó.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores negó en esa misma fecha del 29 de enero, la venta del mes de diciembre imputada y dijo que tal acusación "es parte de la campaña de descrédito" contra el Gobierno, ya que Suráfrica "cumple con las resoluciones de la ONU contra Irak". La prensa surafricana, especialmente Citizen y Business Day, recogió estas manifestaciones.

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Pero hay más, señor director, la publicación de las acusaciones del artículo en cuestión, contradicen o ignoran la verdadera posición de Suráfrica frente al conflicto, primero, y la guerra del Golfo, después, que tan claramente ha sido explicada por los ministros de Asuntos Exteriores y Defensa. De acuerdo con ella, Suráfrica proporcionaría toda la ayuda posible a las fuerzas aliadas. Los puertos, aeropuertos y buques de guerra surafricanos podrían ponerse a su disposición si así se lo pidieran los Estados Unidos. El propio presidente De Klerk ofreció al presidente norteamericano su apoyo y reiteró que compartía su postura ante la crisis del Golfo.- embajador de Suráfrica en España.

17 de enero:

ya sabemos que una vez más la barbarie se ha impuesto, bien arropada en supuestas razones de justicia y derecho.En EL PAÍS, Eduardo Galea no escribe que esta guerra se hace, entre otras cosas, "para que Israel pueda seguir haciendo a los palestínos lo que Hifier hizo a los judíos".

Eso lo hemos oído -y leído- ya muchas veces. Siempre hemos callado, impotentes ante tamaños abismos de ignorancia y ruindad. Pero alguna vez hay que decirlo: equiparar el exterminio del pueblo judío en Europa con la represión israelí en los territorios ocupados es una bajeza moral e intelectual.

Creemos justa la causa palestina y rechazamos la política del gobierno israelí al respecto. Pero nos separamos con repugnancia de quienes, enmascarados tras una postura progresista, sólo alimentan algo tan viejo y execrable como el odio a los judíos.

El asesinato masivo de los judíos se preparó durante años y se ejecutó, al amparo de la complicidad del resto del mundo, con

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17 de enero:

Viene de la página anterioreficacia prusiana. Seis millones de víctimas: cientos de miles de familias enteras, incluyendo bebés, mujeres embarazadas, ancianos, amontonados en vagones de ganado sin comida ni bebida, durante días enteros, hasta ser descargados en los campos de exterminio, donde los no aptos para el trabajo eran inmediatamente enviados a las cámaras de gas; el resto estaba destinado a consumirse por el hambre, el trabajo y las enfermedades.

Otros cientos de miles fueron fusilados directamente al borde de las fosas comunes. Otros fueron, en vida, objeto de experimentos "científicos". La lista de las atrocidades homosexuales es interminable. ¿Es esto lo que sucede en los territorios ocupados por Israel? No: allí hay un enfrentamiento entre una sociedad civil y un ejercito que actúa con la brutalidad característica de todos los ejércitos habidos y por haber, pero que no es el brazo ejecutivo de un plan de exterminio organizado y global.

Parece mentira que haya que recordar todo esto. Pero hay que hacerlo cuando alguien, desde las páginas de un periódico serio, lanza una vez más el grito de guerra del antisemitismo de nuestros días: Israel = Hitler.- Joan Parra y Jordi Nadal.

Cuando éramos

más jóvenes, nuestros padres nos hablaron de la guerra. Reunidos en la mesa camilla, al calor del brasero, y mientras las palabras del viejo se esparcían por la sala, la inocencia se inflamaba y acaloraba nuestros rostros. Nuestros mayores nos envolvían la muerte en papel de celofán.Después de ver el partido de fútbol, en blanco y negro, mamá traía el café con leche, y, ya en la cama, envueltos en esa atmósfera dulce, hacíamos del lecho un campo de batalla. Soñábamos con las estrellas y en llegar a ser como papá (la muerte envuelta en papel de celofán se parece a una vida feliz). Poco a poco identificábamos felicidad con heroicidad, porque más adelante jugábamos a los vaqueros y a los indios.

Hoy día, esos niños (mayores ya) occidentales (con un cuento en la cabeza envuelto en papel de celofán) pueden cumplir su sueño, y, convertidos en asesinos, van a matar a otros niños (mayores ya) en las latitudes del Golfo.

La experiencia de Vietnam se ha olvidado, y, hoy día, niños (que quieren llegar a ser hombres) montados en caballos monstruosos (amparados en su seguridad) descargan su veneno sobre unos hombres que no han tenido posibilidad de elección. Era mejor ir al cine (séptimo arte) para volver a ver (por ejemplo) La chaqueta metálica, de Stanley Kubrick.

Los cuentos de Alí Babá y los cuarenta ladrones han quedado muy atrás, y estas tierras (Irak), que para nosotros tienen sabor a oro, incienso y mirra, van a quedar convertidas en cenizas. Entonces, ¿para qué tanto cuento? En fin...- José Rivela.

A un paso

de que Turquía se involucre en la guerra del Golfo y de que los miembros de la OTAN -entre ellos España- se vean obligados a defenderla, deseo dedicar un sentido recuerdo a todos aquellos que, después de la "Campaña Miedo" del Gobierno, votaron nuestra permanencia en la Alianza. Sin olvidar a los preclaros intelectuales que firmaron el manifiesto de adhesión.-Antonio Canal.

Ésta es una

guerra neocolonialista aprovechando los problemas internos de la URSS y en la que España hace un glorioso papel de títere.- Emilio González.

En todo

este guirigay bélico-informativo actual (en el que por cierto, a este paso pronto vamos a convertirnos todos en especialistas en tecnología y estrategia militar dada la gigantesca profusión de detalles sobre estos artefactos de destrucción y de muerte con que nos obsequian cada día los medios de comunicación, con una frialdad y objetividad "científica" realmente admirable), casi lo único sensato que he podido leer proviene de las cartas de los lectores, unánimemente contrarios a la guerra. La verdad es que estos días no me pierdo ni una.En la presente atmósfera, realmente asfixiante, de medias verdades, dobles lenguajes, silencios sorprendentes, medias mentiras y mentiras absolutas que asombrarían al mismo Orwell, proporciona cierto consuelo comprobar que existe una inmensa mayoría de personas con sentido común.

Por otra parte, no deja de ser curioso que uno, harto de analistas y expertos "prestigiosos", acabe confiando, más que en nadie, en las opiniones de los lectores de este diario. Gracias a todos ellos.- Xavier Justes.

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