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Francesc Torres expone sus "instalaciones de la memoria" en Madrid

Una antología muestra por primera vez en España el trabajo multidisciplinar del artista

El artista barcelonés Francesc Torres, de 42 años, residente en Estados Unidos desde 1972, presenta hoy, lunes, por primera vez en España, una antología de sus instalaciones, junto con dibujos, grabados, piezas, vídeos y trabajos en soporte fotográfico. "La memoria individual y colectiva, la historia y el comportamiento social, en lo ideológico y en lo económico, son constantes en mi trabajo", declara el artista. "Me interesa el arte como actividad, no como problema", añade Francesc Torres.

"Me parece tristemente alucinante que la apertura de la exposición coincida con la guerra del Golfo. En mis instalaciones aparece con frecuencia el tema de la guerra y de la violencia, pero no hace falta mencionarlo expresamente, ya que está todo aquí: los componentes económicos, agresivos e instintivos; las cuestiones ideológicas; el colapso del diálogo, y la imprevisibilidad de la historia, que en cuestión de semanas hemos pasado del final de la guerra fría a la guerra del Golfo", dice Francesc Torres.El artista ha permanecido tres meses en el Reina Sofía, de Madrid, para preparar su antológica La cabeza del dragón, una producción del propio museo con el patrocinio de Sony. Francesc Torres y el comisario de la exposición, John Hanhardt, han seleccionado siete instalaciones entre las 40 realizadas desde 1975, cuando fija su residencia en Chicago y posteriormente en Nueva York.

El compromiso social y político discurre entre los coches, motos, serpientes, tanques, edificios, objetos y pantallas de vídeo. "El artista comprometido puede ser por obligación, con una respuesta ética, pero hay otro nivel que me parece más interesante y que asegura la continuidad de un trabajo artístico. Me refiero a la política y a la historia como contenido, independientemente de que te lo pida el contexto. La política puede ser el arte de lo posible o la guerra del Golfo. En estas instalaciones hay algunas más herméticas y otras que se pueden leer sin ninguna dificultad pero lo importante es que la referencias no sean de una manera anecdótica o literal, sino que las cosas concretas se puedan transformar en paradigmas".

El coche de Carrero

Entre las instalaciones figura 50 lluvias, realizada expresa mente para esta antológica, en donde el autor quiere reflejar la evolución de la sociedad española a lo largo de medio siglo con tres espacios dedicados a los años 1943, 1973 y 1993. En el primero se recrea el interior de la antigua Embajada española en Berlín, bombardeada en 1943 y cerrada desde entonces. En la instalación se utiliza el material existente en el mismo edificio. En cambio, el artista no ha podido conseguir el coche en el que viajaba Carrero Blanco cuando murió en el atentado de 1973, que ocupa otro espacio junto a portadas de periódicos.La tercera sala presenta los objetos y las imágenes de la España de 1993. Según el artista, "es la España del Estilo de EL PAÍS y de las revistas semanales, en donde todo se presenta con la misma monotonía, desde la Pantoja hasta el Consejo de Ministros. Es la sedimentación de 10 años de gestión socialista, la cultura guapa". Junto a los objetos de diseño hay fragmentos de imágenes que han aparecido en los medios de información, con personajes políticos y populares. Las otras instalaciones son Accidente (1977), sobre lo imprevisible de la historia; La cabeza del dragón (1981) y La dura limusina (19 8 3), en torno a las teorías del neurólogo canadiense Paul McLean sobre el cerebro; Campo de acción (1982) o el arte abstracto como propaganda política; Belchite / South Bronx (1988), con el trasvase entre un tiempo de guerra y un tiempo de paz, y Oikonomos (1989).

Esta última instalación provocó una amplia polémica en Nueva York cuando se instaló en el Museo Whitney, al tener el artista que modificar su proyecto inicial de una estatua de Zeus, "imagen de poder masculino patriarcal", con un bate de béisbol y un monitor de televisión que cuelga de los genitales, en el que aparecen imágenes del poder económico de Wall Street, tal como se presenta en la antológica de Madrid.

En opinión de Francesc Torres, la instalación se está poniendo de moda, aunque tiene va una historia de unos 20 años y unos precedentes en los surrealistas y dadaístas. "La instalación es otra estrategia que, frente a la pintura o la escultura, tiene más niveles simultáneos. Es como un libro con un campo de percepción que hay que leerlo y ordenarlo. La utilización del vídeo tiene un componente histórico, con material de archivo, y otro que sirve para potenciar el aspecto material".

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