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GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

España pretende que la paz no sea exclusiva de EE UU

La diplomacia española desea evitar que la organización de la paz tras la guerra quede exclusivamente en manos de Estados Unidos,y pretende que los europeos tengan también algo que decir. Para ello ha desempolvado el ambicioso proyecto hispano-italiano consistente en exportar al conjunto del Mediterráneo la distensión y la cooperación que prevalecen en el Viejo Continente gracias, en gran parte, a la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE).

Paralelamente a un arreglo, tras la liberación de Kuwait, y a una negociación que intente poner fin al conflicto árabe-Israelí, la diplomacia española preconiza una rápida convocatoria de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en el Mediterráneo (CSCM).Anunciada por los jefes de la diplomacia de España e Italia en septiembre en Mallorca, la CSCM ha obtenido el apoyo activo de Francia y de Portugal, y altos funcionarios de estos cuatro países han sentado ya sus bases. Redactado en Madrid, e 1 texto será ahora sometido a la aprobación de sus respectivos ministros de Exteriores, antes de ser presentado al conjunto de los Doce a mediados de febrero en Bruselas.No se trata de crear "un instrumento específico para, revolver conflictos concretos' , sino más bien "un marco de distensión y, con vistas al futuro, evitar que surjan nuevas inestabilidades", dice el texto en su introducción. A más corto plazo, la CSCM podrá funcionar, sin embargo, "corno estructura de acompañamiento", que, si es necesario, "contribuirá a- los arreglos de la poscrisís del Golfo y a la resolución de la cuestión palestina" . Se trata de que los europeos jueguen también un papel en las negociaciones cuando concluya la contienda.Pensada en un principio para los países ribereños, la CSCM se ha ido ampliando hasta contar con 45 asistentes potenciales, entre ellos el Vaticano y los países del golfo Pérsico. Para poder sentarse a la mesa, los participantes deberán, primero, aceptarunos principios conflictivos: desde la integridad territorial -lo que implica el reconocimiento árabe de Israel en sus fronteras de 1948- hasta la inviolabilidad de las fronteras, pasando por el compromiso de resolver pacíficamente las controversias. Aquellos que suscriban este mínimo denominador común podrán dlscutir a continuación la seguridad, la cooperación y la dimensión humana.

La guerra del Golfo ha incitado a hacer figurar en el primer capítulo el control o incluso el desmantelamiento de las armasde destrucción masiva. El apartado sobre la cooperación hace hincapié en la solidaridad fínanciera que las ricas monarquías petroleras deberán brindar a sus vecinos.

La cuenca del Mediterráneo es, en la última década de este siglo, mucho más heterogénea que Europa cuando en 1975 arrancó la Conferencia sobre Seguridad y, Cooperación en Europa. La dificultad de sacar adelante CSCM es, por tanto, aún mayor. Los cinco meses de crisis han puesto de relieve la incapacidad de los Doce para esbozar una políticaexterior común. "Europa no está lista para esto", constataba la semana pasada el primer ministro británico, John Major, "y no debemos ser demasiado ambiciosos cuando, en la conferencia intergubernamental, se discuta la unión política" que prevé desarrollar una diplomacia común europea.

Pretender que los Doce apoyen activamente, tras finalizar la guerra, iniciativas que fueron incapaces de promover entre agosto y enero parece, en opinión de algunas fuentes diplomáticas, ', casi una quimera".

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