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GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Bush amenaza a Sadam con un juicio de Núremberg

El presidente George Bush confirmó ayer su intención de iniciar un nuevo juicio de Núremberg y sentar en el banquillo de los acusados al presidente iraquí, Sadam Husein, en sus palabras, "un dictador indiferente ante la decencia humana". En la confirmación más clara de la suerte que espera al líder iraquí si pierde la guerra, Bush manifestó que "nadie debe llorar por este tirano cuando sea enjuiciado". Entretanto, en el frente bélico, la aviación aliada, aprovechando una mejoría del tiempo, reanudó ayer sus bombardeos masivos de la Guardia Republicana iraquí en el sur de Irak y norte de Kuwait con la utilización de "todos los medios a su disposición", incluidos los demoledores B-52G de la Fuerza Aérea norteamericana.

Dos nuevas acciones bélicas se desarrollaron ayer en la zona del Golfo. Por primera vez desde el comienzo de la guerra, aviones iraquíes, en este caso Mirage F-1 armados con misiles Exocet, intentaron atacar a los navíos aliados en el golfo Pérsico. Dos F-15 de la Fuerza Aérea saudí salió a su encuentro y uno de ellos consiguió alcanzar y destruir a los iraquíes con misiles aire-aire Sidewinder.También en el Golfo, fuerzas aliadas, cuyo composición no reveló el mando militar, lograron adueñarse de la pequeña isla de Qaruh, a 40 kilómetros de la costa kuwaití, e hicieron 29 prisioneros. Aparentemente, el ataque a la isla fue lanzado en respuesta a un ataque de la guarnición iraquí.

La Casa Blanca, por su parte, volvió a advertir a la población de que el conflicto del Golfo sería largo y que había que mentalizarse con su duración. El portavoz presidencial, Marlin Fitzwater, manifestó que la guerra duraría "probablemente meses".

"Métodos salvajes"

Bush, que se dirigió a una audiencia propicia compuesta por oficiales de la reserva militar estadounidense, empleó durísimos términos para referirse a Sadam Husein, a quien acusó de "utilizar métodos salvajes" con los prisioneros de guerra norteamericanos y aliados capturados por Irak y "obligados", según dijo, a leer en televisión declaraciones preparadas de antemano criticando a sus respectivos países.

En una prueba más de que el trauma de Vietnam sigue presente en la mente de los norteamericanos, Bush volvió a prometer que "el actual conflicto no será un nuevo Vietnam". "Nunca más enviaremos a nuestras fuerzas a cumplir su misión con las manos atadas a la espalda", dijo. "Nuestras fuerzas continuarán recibiendo toda la ayuda que precisen para cumplir su misión para cumplirla lo más rápidamente posible y con el menor número de bajas".

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La afirmación de Bush confirmó las manifestaciones hechas horas antes por el secretario de Defensa, Dick Cheney, y el jefe del estado mayor conjunto, general Colin Powell, en el sentido de que Estados Unidos estaba dispuesto a utilizar todo su arsenal bélico convencional para expulsar a los iraquíes de Kuwait y eliminar del mapa del Golfo la amenaza militar de un Irak superarmado.

La aviación aliada, según informó ayer un portavoz militar norteamericano en Riad, reanudó los bombardeos masivos de las posiciones ocupadas por las unidades de élite de la Guardia Republicana iraquí en el sur de Irak y el norte de Kuwait, con la utilización, en palabras del portavoz, de "todos los medios a nuestra disposición", incluidos los devastadores bombarderos B-52, capaces de descargar cada uno 30 toneladas de bombas en sólo una pasada.

En sus respectivas declaraciones, tanto Bush como Cheney y Powell confirmaron que en los primeros días de combate los aviones de la fuerza aliada habían destruido totalmente los dos reactores nucleares iraquíes, situados en el norte del país, y que el tercero, destruido por Israel en un ataque sorpresa en el año 1981, seguía inactivo. Con respecto a la acusación de Bagdad de que aviones norteamericanos habían destruido una planta de producción de alimentos lácteos infantiles, el general Colin Powell afirmó que las instalaciones estaban destinadas a la producción de armas biológicas.

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