La RAI reduce los informativos para evitar su impacto entre la audiencia

La desbordante información sobre la guerra ofrecida por los tres canales de televisión y las tres emisoras de radio de la RAI-TV -conectadas casi las 24 horas con la CNN-, con traducción simultánea y los debates en directo con expertos y público, han cuadruplicado los índices de audiencia de estos medios en Italia. Este incremento ha acabado alarmando al presidente y al director de la RAI -socialista y democristiano, respectivamente-, que han dado instrucciones para reducir las emisiones sobre el Golfo.

Turbar el sueño

Según dichas disposiciones, a partir de las dos de la madrugada podrán informar, pero turnándose uno cada noche, los tres canales de televisión y las tres emisoras.

"Lo que pretende la empresa, es decir, el Gobierno, es que no se turbe el sueño de los italianos, que no se les explique cómo ha fallado miserablemente nuestra misión militar en el Golfo, que no se hurgue en el corazón de los problemas", han explicado a EL PAÍS en RAI-3, el canal público más abierto, que ha aumentado su audiencia de tres a nueve millones de espectadores.

Otro de los argumentos esgrimidos por la empresa para reducir la "excesiva" información es que priva a ancianos y niños de sus programas preferidos. Pero lo cierto es, según explican los periodistas de la RAI -que se han opuesto a las medidas con un comunicado firmado por todos los comités profesionales de las seis redacciones-, que si la gente se pasa las noches sin dormir pegada al televisor o a la radio, es porque tiene necesidad de informarse sobre la guerra.

Los periodistas de la RAI habían pensado convocar una huelga, pero no lo han hecho "por respeto a la gente y al momento dramático que estamos viviendo". En el comunicado de los comités, leído en todos los informativos de radio y televisión, se dice que los únicos responsables de organizar la información en casos de emergencia como éste son los directores de la redacción, en los que han delegado para que decidan, caso por caso, en libertad y conciencia.

"Otra cosa es que lo hagan", decían ayer en las redacciones, porque ahora "dependerá sólo del coraje de cada director y de su capacidad de autonomía frente al poder político".