Los gitanos expulsados de Martos tras el incendio de sus viviendas afirman que no pueden volver
"Yo no puedo volver a Martos, porque allí nadie nos quiere", "ya no puedo volver, porque nadie me daría trabajo". Frases como éstas se han repetido, una y otra vez, durante la comparecencia de los testigos gitanos afectados por la quema de sus viviendas en el juicio por el caso Martos, que terminó el pasado viernes en Jaén. Cerca de un centenar de gitanos vieron sus viviendas incendiadas y fueron expulsados por sus propios vecinos, en una noche de verano de 1986, y obligados a una diáspora que los diseminó por el terrritorio nacional, dejando atrás en el recuerdo toda una vida.
Los gitanos expulsados por el fuego y la ira de los castellanos buscaron un nuevo hogar en Cataluña, Alicante, Córdoba, Jaén... "En Martos no podemos entrar ni a los bares, porque nos discriminan", dice Amador Cortés Cortés, El Lolo, que protagonizó la pelea con un payo que fue la gota que colmó el vaso de la discordia marteña, la cual culminó con la expulsión de todos los gitanos residentes en el barrio Fuente de la Villa, de la localidad jiennense. El Lolo, que reside actualmente en Jaén y trabajaba en un bar en Martos, considera que la riña no era motivo suficiente para la expulsión de toda la comunidad gitana, y niega que en el barrio hubiese un problema de droga o delincuencia, aunque reconoce que algún gitano pudo estar implicado, "pero no la mayoría, que vivíamos de nuestro trabajo".El alcalde de Martos, Antonio Villargordo, ha indicado que "todos los marteños estamos preocupados por la evolución del juicio, porque, directa o indirectamente, nos afecta a todos". Villargordo reconoció que, cuando ocurrieron los hechos, "había un sentimiento muy generalizado entre la población en contra de los gitanos". "No cabe duda", indica Villargordo, "que estos gitanos cometían delitos y protagonizaban riñas entre ellos, porque los gitanos son agresivos en su forma de ser, aunque no lo hagan materialmente". Antonio Villargordo basó esta afirmaciones en la estadística: "En el momento de los hechos, Martos contaba con una población gitana de unos 150 miembros". Según el alcalde, en los datos judiciales de que se dispone de denuncias presentadas, esta población cometía un 20% de los delitos, mientras que los cerca de 22.500 castellanos sólo aparecen con un 0,2% de la delincuencia".
El alcalde de Martos niega el racismo en su pueblo. "La gente de Martos no es racista", asegura. "En la actualidad hay bastantes gitanos que siguen viviendo allí, lo mismo que otros ciudadanos cualesquiera". Villargordo asegura que, si alguna de las familias que fueron expulsadas de Martos regresara, "no creo que les pasara nada". "Lo que no se puede permitir es volver a juntarlos en un mismo sitio, sino diseminarlos entre la población".
Entre la población de Martos, la guerra de Golfo ha quedado oscurecida por el juicio que se inició el 15 de enero, el mismo día que la ONU había fijado como ultimátum a Irak.
Dos acusados
En el banquillo de los acusados sólo se sentaron dos personas, Antonio Espejo Cañadas y Antonio Espejo Gay, como únicos presuntos responsables del incendio de las viviendas gitanas. Según declaraciones de los testigos, en la quema participaron varios centenares de marteños. La cifra podría alcanzar a 500.Los testigos gitanos de la acusación particular reconocieron a los acusados como los "cabecillas" de la masa exaltada de gente que, portando "palos, gasolina y antorchas", prendió fuego a las casas de las familias gitanas. Estos testigos reconocieron también la participación, el día de autos, de otros marteños que conocían por apodos como Los Cuáteros, Los Mirros, Manuel Mangas de Harina y Los Vinagres.
La participación de otros presuntos culpables provocó que el abogado de la acusación particular, Darío Fernández, solicitase en tres ocasiones la suspensión de un juicio que calificó de "parodia". La solicitud del letrado fue rechazada otras tantas veces por la sala. Darío Fernández ha indicado que en este juicio "no se ha llegado al fondo del asunto porque no han querido los jueces, y no ha ofrecido garantías plenas".
Fernández formuló una denuncia para que se recabase el testimonio de las personas presuntas autoras de los hechos criminales "no investigados hasta el momento".
Por otro lado, miembros de la coordinadora cívica formada a raíz de los sucesos con el fin de "salvar el honor de los marteños", indicaron que, desde que los gitanos fueron expulsados de Martos, "en el pueblo se vive con mucha más tranquilidad. Había un problema muy grande de droga y riñas entre ellos, y la situación era insostenible".
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