Lituania prepara un acto nacionalista en el funeral por los caídos en Vilna
Lituania se preparaba ayer para los funerales de las víctimas de la intervención militar de la madrugada del domingo, que deben realizar se hoy, mientras el fantasmagórico Comité de Salvación Nacional se guía exhortando a la implantación del régimen presidencial directo desde Moscú, en un clima de tensión creciente.
El presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, decidió ayer enviar un representante personal suyo, cuyo nombre no fue dado a conocer, para negociar con las, autoridades lituanas y los militares soviéticos, informa Efe.El cardenal de Lituania, Vincentas Slatkiavicius, oficiará hoy, las exequias en la catedral de Vilna y éstas serán con toda seguridad un acto de afirmación nacionalista de la república frente a Kremlin. Algunos califican los funerales de triste referéndum, para medir el deseo de independencia de Lituania.
Miles de personas, que formaban una cola de centenares de metros, aguardaban ayer pare, desfilar ante los féretros, expuestos en el Palacio de Deportes de Vilna. Allí, en la oscuridad, habían sido puestos el lunes los ataúdes, uno al lado de otro, rodeados de sillas para los familiares de los muertos. Una orquesta, tocaba música fúnebre. Sobre lo que habitualmente es la pista de baloncesto había numerosísimas coronas de flores. En el centro estaba el cadáver de Loreta Sanaviciute, de 24 años, vestida con un traje blanco. Su hermano, Bronius, de 28 años, dijo que Loreta había vuelto a la torre de televisión con una amiga después de haber estado paseando por la zona con su madre. La madre se marchó a casa, pero Loreta fue aplastada por un carro de combate. Con el costado destrozado fue llevada a la Cruz Roja. "¿viviré?, ¿viviré?", preguntaba por el camino. Al llegar al hospital, su pregunta había cambiado: "¿Voy a morir?" . Después de la operación, a las siete de la mañana, sus familiares pudieron ver cómo el gráfico de su constantes vitales se volvía una línea recta.
Loreta estaba llena de vida, cantaba en un coro y tocaba el acordeón, dice Bronius. Le gustaba tricotar, afirmaba el hermano, que iba vestido con uno de los jerséis confeccionados por la muerta. Bronius no culpaba a los rusos. Tampoco lo hacía Bronislavas, el padre de Rolandas Jan-kauskas, de 22 años, que hacía (los meses había regresado de cumplir tres años de servicio en la Marina en VIadivostok. Ambos culpaban a los "comunistas", al "terror rojo", al margen de su nacionalidad.
Juicio internacional
"Gorbachov debería haberlo sabido, y si lo sabía, deberían quitarle el Premio Nobel", afirmaba Bronius. "Si Gorbachov quiere demostrar que no tuvo nada que ver, debe organizar un juicio contra los culpables. Se debe organizar un juicio internacional", señalaba Bronislavas.
Un sacerdote ortodoxo, el padre Piotr, titular de la parroquia vecina al Sóviet Supremo de Lituania, pasaba ante los féretros bendiciendo los cadáveres. Decía, sentirse dolido porque tal vez alguno de sus feligreses había participado en la matanza. En medios lituanos, tanto en el Parlamento como en el diario Respublika, se creía que lo peor estaba aún por llegar.
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