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El Congreso de EE UU aprueba el uso de la fuerza

El Congreso de Estados Unidos autorizó ayer al presidente George Bush a utilizar la fuerza militar contra Irak si las tropas de este país no han abandonado Kuwait antes de la medianoche del próximo martes, fecha límite fijada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para la salida iraquí del emirato. Sin embargo, ambas Cámaras del Congreso emplazaron a Bush a informar al poder legislativo de que "todos los medios diplomáticos y pacíficos" habrán sido agotados antes de ordenar un ataque contra Irak. Las resoluciones han sido fruto de tres días de intenso debate.

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El presidente de EE UU, George Bush, manifestó en rueda de prensa tras las votaciones parlamentarias, sus dudas de que, faltando sólo tres días para el 15 de enero, Irak pudiera llevar a cabo "logísticamente" su retirada de Kuwait en la fecha prevista por las Naciones Unidas. Empero, admitió que la guerra todavía podría evitarse si Sadam Husein iniciaba ahora una retirada en gran escala sin condiciones ni concesiones".La Cámara de Representantes y el Senado norteamericanos aprobaron la concesión de poderes de guerra a Bush en sendas votaciones, cuyo precedente más inmediato se remonta al siete de diciembre de 1941 cuando el Congreso, a petición del presidente Franklin D. Roosevelt, declaró la guerra al Japón tras su ataque a Pearl Harbor.

Bush, que arriesgó todo su prestigio político solicitando al Congreso la oportuna autorización para utilizar la fuerza militar contra Irak, interrumpió su Fin de semana en la residencia campestre de Camp David para trasladarse a la Casa Blanca y comentar el resultado del debate parlamentario en una comparecencia ante los informadores.

El presidente se mostró complacido por el resultado de las votaciones en las Cámaras y "por el apoyo del Congreso a las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas". Bush trató a lo largo de su intervención de demostrar que el apoyo de las Cámaras lo era más a las decisiones de la comunidad internacional que a su política personal en el Golfo.

"Esta acción por parte del Congreso demuestra de forma inequívoca el compromiso de Estados Unidos con el clamor internacional que exige una retirada completa e incondicional de Irak y representa la última y mejor esperanza de paz", manifestó.

Haciéndose eco de opiniones parecidas expresadas a lo largo del debate parlamentario Bush pidió a los líderes iraquíes que no se equivoquen por las opiniones contrarias escuchadas en las Cámaras. "Como una democracia que somos, hemos debatido la cuestión ampliamente y de buena fe. Ahora, cerramos filas en torno a nuestra determinación para hacer cumplir las resoluciones de Naciones Unidas. Aquellos que han interpretado equívocamente nuestro proceso democrático como una señal de debilidad, pueden comprobar ahora la fuerza de nuestra democracia," dijo.

El presidente Bush terminó la breve declaración previa al comienzo de su rueda de prensa con una seria advertencia al líder iraquí, Sadam Husein. "No queremos la guerra. Pero si se nos lanza a un conflicto, estamos listos y resueltos", dijo.

"Aún abrigo la esperanza de que se pueda llegar a una solución pacífica. Pero la decisión (sobre la guerra o la paz) corresponde a Irak", subrayó.

Bush no pudo ofrecer una reacción sobre el resultado de la misión mediadora en Bagdad emprendida por el secretario general de Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, porque a la hora de su llegada a la Casa Blanca no había hablado todavía con el diplomático peruano. Sin embargo, Bush negó que Pérez de Cuéllar tuviera la intención de exponer a Sadam Husein un plan de paz de cinco puntos, como han informado algunos medios europeos. "Yo no conozco tal plan y el secretario general, en su última conversación conmigo (el jueves), no mencionó su existencia", añadió.

La concesión de poderes de guerra a Bush en la Cámara Alta fue aprobada por sólo cinco votos de diferencia, 52 a favor frente a 47 en contra. En la Cámara Baja, 250 diputados, de ellos 86 demócratas, votaron a favor de la autorización al presidente para iniciar las hostilidades contra Irak si no cumple las resoluciones de las Naciones Unidas.

Y ello, a pesar de que el líder de la mayoría demócrata, Dick Gephardt, había presentado una resolución en sentido contrario y a favor de la continuación de las sanciones. Gephardt sólo consiguió 183 votos para su propuesta.

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