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Baker advierte a Sadam: "A medianoche del 15 de enero cruzamos el Rubicón"

Enric González

El secretario de Estado norteamericano, James Baker, lanzó ayer en Arabia Saudí su más seria amenaza de guerra al presidente iraquí, Sadam Husein, en los siguientes términos: "Quiero ser absolutamente claro: a medianoche del 15 de enero cruzamos el Rubicón". Baker pronunció estas palabras ante unos 1.000 soldados estadounidenses en una base aérea en el desierto saudí.

En su discurso ante los pilotos de guerra norteamericanos Baker dijo que no tendrían que esperar mucho para saber si habrá paz o guerra. "Creemos que si Irak piensa retirarse de Kuwait, Sadam Husein esperará llegar hasta el límite antes de moverse. Nuestro temor es que, en su habitual estilo, calcule mal dónde se halla el límite", subrayó el jefe de la diplomacia de Estados Unidos, antes de partir hacia El Cairo, adonde llegó a última hora de ayer para entrevistarse con el presidente egipcio, Hosni Mubarak.Baker prosiguié, su gira por los países del golfo Pérsico con un objetivo fundamental: asegurar la cohesión de la coalición multinacional que se enfrenta a Irak, La coalición ha mostrado ya varias fisuras, pero la falla que puede rompería, y sobre la q ue Sadam Husein incide a la rnenor oportunidad, se llama Israel.

En Riad, Baker se reunió con el rey Fahd y con el ministro de Defensa, jefe teórico de la fuerza multinacional, príncipe Sultán. Baker traía en su agenda tres grandes cuestiones. Las dos primeras quedaron resueltas: Arabia Saudí sigue comprometida en su firme oposición a Irak y se presta a financiar hasta el 50% del aún incuantificable coste de la operación Escudo del Desierto.

La tercera, la más delicada, parece difícilmente resoluble y, lo que es peor, deja en suspenso las dos anteriores: Arabia Saudí se niega a alinearse al lado de Israel, sea cual sea el enemigo. Si Irak atacara a Israel y este país respondiera a la agresión, se crearía una absurda guerra a tres bandas en la que EE UU tendría mucho que perder.

Baker se limitó a comentar ayer a los medios de comunicación que el problema israelí había sido abordado de forma satisfactoria en sus conversaciones con el rey Falid. La prensa saudí especulaba, sin embargo, sobre la dificil situación del monarca saudí. Ha aceptado que la invasión de Kuwait no tiene relación con el problema palestino. Ha aceptado, muy a regañadientes, que el incumplimiento por parte de Irak de las resoluciones de Naciones Unidas es más grave que el mismo incumplimiento por parte de Israel.Pero el rey Fahd, visceralmente antisionista, jamás podrá aceptar estar en el mismo bando que Israel, aun de forma circunstancial, en un hipotético conflicto bélico. Para Arabia Saudí, Irak es un país hermano que ha enloquecido. Israel en cambio es un enemigo a muerte que, adicionalmente, no está menos loco.El objetivo israelíIrak explota al máximo este sentimiento, no exclusivo de los saudíes. Prácticamente todos los países árabes lo comparten. A la menor ocasión, Sadam Husein y su ministro de Exteriores, Tarek Aziz, recuerdan, que su primer objetivo militar en caso de guerra es Israel.La cuestión israelí va, acompañada de otras divergencias de fondo. El penoso incidente del pasado lunes, cuando Washington y Riad se acusaron mutuamente de haber inventado una presunta deserción de soldados iraquíes, fue solamente un reflejo visible de las profundas dificultades de entendimiento entre ambos países.

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