El déficit presupuestario de Alemania para el presente año ascenderá a 4,5 billones de pesetas, según Theo Waigel
El ministro de Hacienda alemán, Theo Waigel -que como líder de los socialcristianos bávaros (CSU) mantendrá su puesto cuando se forme el nuevo Gobierno- ha anunciado ya que el déficit presupuestario del año en curso se situará en torno a los 70.000 millones de marcos (cuatro billones y medio de pesetas), contando que el gasto público pueda reducirse en torno a los 35.000 millones de marcos. Por otra parte, el desempleo aumentó por primera vez durante el pasado mes de diciembre en la antigua Alemania Occidental, lo que no sucedía desde hace seis meses, mientras que en el Este la pérdida de puestos de trabajo seguía su curva ascendente.Waigel, inmerso ahora en las conversaciones para formar Gobierno, defiende con uñas y dientes sus competenciasfinancieros contra el ataque despiadado de los liberales (FDP) del ministro de Exteriores, Hans Dietrich Genscher, que quieren hacer valer el hecho de que por primera vez han superado a la CSU en porcentaje de votos convirtiéndose en el segundo partido de la coalición por detrás de la todopoderosa CDU del canciller Helmut Kohl.
El FDP, por medio de su presidente, el conde Otto Lambsdorff, intenta por todos los modos, por medio de una físcalidad especial en los nuevos cinco lander orientales, atraer inversiones al territorio de la desaparecida RDA, a lo que se resiste Waigel. La propuesta del ministro de Hacienda, en consonancia con con la promesa electoral de Kohl de no aumentar los impuestos directos, pero sí los indirectos para financiar la unificación, se ha concretado ahora en el anuncio de que el estado va a exigir a Telekoin, la compañía telefónica que depende directamente de Correos, una contribución adicional al presupuesto de 5.000 millones de marcos. Correos ha indicado ya que esto supondrá una subida de las tarifas de un 14%.
Lo más paradójico de la situación de la economía alemana, después del vertiginoso año de la unificación, estriba en que mientras el resto de las economías occidentales se preparan para (o están ya inmersas en) una recesión, el impulso dado al consumo por la unidad monetaria y la absorción a un precio político del depreciado marco oriental, ha mantenido el crecimiento en cifras extraordinariamente altas, hasta el punto de que los expertos calculan que este año podría mantenerse por encima del 3%.
El precio a pagar por esta maniobra va a reflejarse, evidentemente, en el aumento del déficit y la salida del Estado alemán al mercado de capitales para financiar la unificación. Así, mientras que las economía occidentales intentan como sea bajar el precio del dinero y forzar una alza del dólar, para Bonn sucede todo lo contrario.
El banco central alemán, el Bundesbank, en su primera reunión del año, decidió mantener las tasas de interés congeladas en un 6%, mientras que los fondos Lombard de emergencia, que subieron medio punto el pasado mes de noviembre, se mantenían también en un 8,5%, dando una clara señal de que la política de austeridad monetaria iba a seguir vigente a lo largo del año recién empezado.
Según Karl Otto Pohl, el presidente del Bundesbank, el aumento de los déficits públicos, las demandas excesivas de aumentos salariales y la necesidad de mantener a toda costa la estabilidad del marco son suficientes razones para mantener una política restrictiva "con todas las consecuencias que esto puede tener sobre las tasas de interés".
Sin embargo, esta intransigencia alemana, en opinión de los expertos, podría conducir a un progresivo aislamiento del Bundesbank.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.