Mundos sonoros
Quienes no conocieran bien a Presentación Ríos (Melilla, 1951) se llevarían anteayer una sorpresa por su actuación en el órgano de la sala pequeña del Auditorio, un instrumento bellísimo en el que Gabriel Blancafort ha puesto lo mejor de su saber. La Ríos es una organista consumada y una música de categoría, dueña de una gran imaginación. No se trata sólo de la manera interpretativa, sino de la creación de mundos sonoros renovados cada vez gracias a la elección y combinación de los registros. Con gran capacidad para mantener la continuidad rítmica y expositiva y, a la vez, para sostener los ligados más idóneos, toda la actuación de la joven figura del órgano español fue una larga suma de atractivos. No ha de extrañar el triunfo logrado desde que la concertista atacó la Entrada de clarines hasta que cerró su programa con Passaglia y y fuga en do menor, de Bach. Entre una y otra obra, el genio de los Aguilera, Cabanilles y Bruna en un conmovedor Tiento. Tras un ejemplo de Bux Tehude y un preludio coral de Bach, Ríos ofreció la obra de estreno, encargo de la Orquesta Nacional a José Luis Turina (1952).Desde su primera obra, Turina se reveló como un dominador de la técnica hasta el punto de sugerir algo en lo que, de entrada, no creemos: la técnica como inspiración. No basta estudiar seriamente, como lo ha hecho Turina, para que, de manos a boca, se exhiba tal precisión en la escritura, semejante realización de lo que se desea decir para comunicarlo siempre con las soluciones exactas.
Ciclo inaugural de los órganos del Auditorio
Intérprete: Presentación Ríos. Obras de Aguilera, Cabanilles, Bruna, Bux Tehude, Bach, Turina, Brahms, Franck y Schumann. Auditorio Nacional. Madrid, 7 de enero.
Punto de órgano denomina su autor a su pieza y en el término asume sus tres significaciones históricas: la de calderón (en francés "point d'orgue"), la de pedal o "punctus organicus", y la de cadencia con carácter improvisatorio. Pero, a mi entender, la mayor incitación del órgano para Turina ha residido en su talante sonoro, en las posibilidades de sus diversas registraciones, en el juego, bien aprovechado por el compositor, de muy varias densidades y coloraciones. Así, Ríos se encontró con lo que más podía desear y la obra triunfó en medio de un repertorio que a los talentos y saberes apuntados añadía los de Brahms, César Franck, y Schumann.
En resumen, un gran concierto, una demostración de las altas calidades del instrumento recién inaugurado y un éxito claro de Ríos y Turina.
Babelia
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