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Crítica:ROCK
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Saber envejecer

lan Dury apareció en el escenario de la Universal Sur con algunas canas más que hace diez años, fecha en la que realizó su primera visita a Madrid. Durante una década no se ha sabido prácticamente nada del cantante británico, alejado del mundo de la música y centrado en una irregular carrera como actor.Ahora tiene 49 años. Parece que el tiempo no ha pasado, ni por él ni por su banda, la misma que le acompañó en los mejores momentos, cuando publicó New, boots and panties. Para confirmar esta mágica ibernación abrieron su actuación con Sex, drugs and rock and roll, himno del grupo y perfecta definición de una forma de vida, y contínuaron con Wake up (and make love with me).

Siete músicos maduros en escena, los Blockheads, son una garantía para cualquier vocalista. Dury se encuentra en todo momento arropado, seguro, y derrocha vitalidad sin ningún tipo de dosificación. Ha envejecido con una clase envidiable, domina todos los trucos escénicos y conecta con el público con ínusual facilidad. Mantiene el espíritu de los viejos tiempos. Cree en sus canciones y logra que un grupo veterano tenga la expontaneidad, la fuerza y la ingenuidad de unos novatos.

lan Dury y Wilko Johnson

lan Dury (voz), Chas Jankel (guitarra, teclados y voz), Mickey Gallagher (teclados), Davey Payne (saxo), Johnny Turn Bull (guitarra y voz), Norman Watt-Roy (bajo y voz), Steve Monti (batería) y Martin Rhyp-Jones (bajo). Wilko Johnson (guitarra y voz), Salvatore Raimundo (batería) y Norman Watt-Roy (bajo). Madrid, sala Universal Sur. Lunes 7 de enero. Precio enmda: 2.000 pesetas. 1.400 personas.

Su repertorio tampoco ha variado demasiado. Pocas canciones nuevas y algunos clásicos que tuvieron un brillante final con la colaboración de Wilko Johnson: Sweet Gene Vincent y Hit me with your rhythm stick. Cuatro guitarras en escena, saxo, teclados y unos jugosos ritmos cabareteros que firmaría gustoso el mismísimo Tom Waits. Había merecido la pena esperar casi una década.

El trio de Wilko Johnson ocupó los primeros sesenta minutos de la noche con su música habitual. Buen rythm and blues, interpretado sin concesiones y basado en el peculiar estilo instrumental del guitarrista.

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