_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ronresalia nocturna

MEDIANTE UNA enmienda presentada en el Senado por el Grupo Parlamentario Socialista han quedado eliminadas de los presupuestos para 1991 las partidas destinadas a ayudas a la prensa. En realidad, las ayudas directas -por difusión, en compensación por el consumo de papel nacional y para la reconversión tecnológica- contempladas en la ley de 1984 habían desaparecido ya. De aquella ley sólo quedaban en pie las llamadas ayudas indirectas: beneficios de carácter tributario, crediticio, postal, de distribución y análogos. Tales ayudas indirectas nunca llegaron a ser plenamente desarrolladas, y desde hace meses existían negociaciones entre los editores de periódicos y la Administración para fijar las modalidades precisas de llevarlas a la práctica. Entonces, y antes de cualquier otra consideración, es preciso llamar la atención sobre el método seguido por el Grupo Socialista para introducir su enmienda. Por sorpresa, sin consulta previa o comunicación a los interesados, en el Senado, y tras haber pasado por el Congreso sin mención al asunto, en ausencia de explicaciones a la opinión pública, aprovechando el relajo de las vacaciones navideñas: casi con nocturnidad.Para justificar este vaciamiento de una ley cuya existencia fue reiteradamente solicitada por los socialistas cuando estaban en la oposición sería preciso demostrar que los motivos entonces aducidos, y que figuran en el preámbulo de la norma aprobada el 2 de agosto de 1984, han desaparecido. La prensa, se decía en dicho preámbulo, "cumple la importante función de contribuir a formar una opinión pública pluralista", por lo que "la mayoría de los países democráticos ha establecido una política de ayudas estatales para asegurar la supervivencia de una prensa plural acorde con las distintas concepciones que conviven en una sociedad libre". Tales ayudas, se añadía, "tienen su último fundamento en el interés del ciudadano, que se convierte en el destinatario de las mismas a través de las empresas periodísticas". En el caso de España, factores como el "aumento acelerado de los costes de producción, los gastos de distribución y la competencia de los modernos medios audiovisuales, unidos a los bajos índices de lectura", justificaban, según precisaba la ley, la aplicación de las ayudas directas e indirectas que se enumeraban.

Las directas a la difusión y por consumo de papel prensa -en realidad una subvención a la industria papelera- fueron suprimidas a finales de 1988 en función, según se dijo entonces, de un requerimiento de la Comunidad Europea. Las destinadas a la reconversión desaparecieron en junio pasado. Las indirectas ahora eliminadas, y que se aplican en mayor o menor medida en casi todos los países civilizados, tienen el mismo fundamento que el que justifica las subvenciones, exenciones fiscales y demás ventajas aplicadas a otras iniciativas culturales: impulsar el hábito de la lectura, favorecer el aumento del caudal informativo de los ciudadanos, estimular la difusión de la cultura española en el extranjero, etcétera. Ese sentido tiene que la mayor parte de los Gobiernos apliquen tarifas postales especiales para la distribución de periódicos a domicilio, reduzcan el impuesto sobre el valor añadido (IVA) de la prensa, establezcan descuentos en las telecomunicaciones utilizadas por los diarios, faciliten el acceso a créditos oficiales con bonificaciones.

Si no se aducen razones que contradigan los argumentos en nombre de los cuales se regularon las ayudas y tampoco se explica qué medidas sustitutorias han sido previstas para cumplir las funciones de interés social que cumplían, y si la supresión de tales ayudas coincide con el momento de máxima tensión entre el poder político y los medios, y si finalmente la medida se toma poco menos que a escondidas, ¿cómo evitar la impresión de que se trata de una represalia?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_