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Tribuna:ÓRGANOS PARA LA INVESTIGACIÓN MÉDICA
Tribuna
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Donar el cerebro

Desde hace años, la donación de órganos se ha convertido en práctica habitual y su utilización terapéutica es normal en la tecnología médica actual. Las dificultades iniciales han Ido resolviéndose, las Administraciones facilitan la coordinación y traslados, los familiares comprenden la vital utilidad que pueden tener los órganos de un ser querido una vez fallecido. Pero si la donación para fines terapéuticos es un hábito, aún no lo es la donación para procurar la investigación sobre enfermedades poco conocidas.El deterioro del cerebro que produce la enfermedad de Alzheimer es, quizás, uno de los ejemplos más paradigmáticos.

La prolongación de la vida media de los españoles genera un progresivo aumento de la población mayor de 65 años, que va a situarse en el 25% de la población total. Entre ellos, las enfermedades propias del envejecimiento se desarrollan con creciente frecuencia en función de la edad. La enfermedad de Alzheimer puede llegara afectar al 10% de esta población mayor. Los afectados pierden la memoria, empobrecen su lenguaje, olvidan los movimientos y lentamente se convierten en seres marginados de su propia existencia, ante la incapacidad de la ciencia y el estupor le sus familiares.

Poco se ha avanzado en el conocimiento de la enfermedad de Alzheimer desde que fue descrita a finales del siglo pasado. La mvestigación acerca de los orígenes y cambios que se producen en la enfermedad de Alzheimer se basa fundamentalmente en el estudio biológico del tejido cerebral, del estudio de las neuronas. Para el lo es preciso que los investigadores dispongan de cerebros donados por los familiares de enfermos fallecidos a consecuencia de una enfermedad demenciante en la edad adulta / senecta. No dudamos de la generosidad de los pacientes ni de sus familiares; son ellos los más interesados en el avance del conocimiento médico, del que tarde o temprano saldrán los posibles tratamientos.

Las dificultades estriban en la falta de medios y ayudas que podría instrumentar la Administración de forma a facilitar la donación, recogida y conservación de cerebros.

Habría qué organizar una gran campaña pública que sensibilizara a las diversas administraciones sanitarias y a la población, de forma a conseguir los medios necesarios y la conciencia de que donar el cerebro para la investigación es tan importante o más que donar los riñones para salvar una vida.

Los familiares que ya han donado el cerebro de un paciente suyo fallecido han comprobado que la extracción del cerebro no desfigura la cabeza del donante, es un acto quirúrgico (post-mortem) sencillo y rápido que no crea ningún problema ni retraso en las honras fúnebres. Pero a menudo la extracción de cerebros no puede realizarse por falta de medios; ahí es donde las Administraciones pueden ofrecer su colaboración al progreso de la ciencia y, con ella, al progreso de la salud y el bienestar.

En cada provincia debiera existir al menos un equipo dispuesto a proceder a la extracción e inicio de conservación de los cerebros disponibles, con los recursos necesarios para actuar con rapidez, en cualquier día del año, tanto en los hospitales como en las residencias geriátricas.

Las asociaciones de familiares afectados de la enfermedad de Alzheimer ya han iniciado su campana de sensibilización sobre los problemas que ocasionan las demencias y están en disposición de fomentar y estimular la donación de cerebros. Falta que las administraciones sanitarias ofrezcan los medios para Levar a cabo un programa de conservación de cerebros para la investigación que sea eficaz.

Tradición neurológica

España tiene una larga tradición neurológica en el estudio del tejido nervioso, tradición iniciada por Santiago Ramón y Cajal, que a menudo se encuentra olvidada en la precariedad de los recursos. En todas las regiones españolas hay profesionales (neurólogos, histólogos, etcétera) competentes y motivados en el estudio del cerebro, en el análisis de los mediadores químicos que se alteran en las enfermedades demenciantes. Conviene ofrecer a estos investigadores los medios necesarios para que puedan llevar a cabo su trabajo, conviene que la sociedad española aproveche el interés y dedicación que estos científicos pueden ofrecerles.

La comunidad neurológica apoyará todas aquellas iniciativas encaminadas a la mejor utilización de los recursos existentes a fin de poder diseñar un programa de investigación de cerebros, amplio, que cubra todo el país y facilite a los familiares de fallecidos con una enfermedad demenciante la donación del cerebro para bien de todos.

Nolasc Acarín (Barcelona) y Félix Bermejo (Madrid) son neurólogos, anterior y actual presidente del Grupo Español de Demencias.

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