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Barcelona competirá para ser sede del Banco Central Europeo

Barcelona aspira a ser sede del futuro Banco Central Europeo. La candidatura barcelonesa fue lanzada ayer por el empresario y financiero Antoni Negre Vilavecchia, que se dirigió en este sentido al director general del Tesoro, Manuel Compthe. Compthe acogió con sorpresa, no exenta de cierto escepticismo inicial, la candidatura barcelonesa, que ya había sido calentada días atrás por el consejero de Economía y Finanzas de la Generalitat, Macià Alavedra.Compthe se congratuló por la candidatura de Barcelona, que tiene algunas posibilidades de éxito si se tiene en cuenta que existe un acuerdo tácito en el seno de la CE para que ni las capitales de Estado ni las plazas fuertes de las finanzas sean sede del futuro banco. De esta forma, se elude una posible competencia entre Madrid y Barcelona al tiempo que se elimina a aspirantes de la tradición financiera de Londres, Francfort o París. "Luxemburgo, La Haya y Lyón son los aspirantes que más se han movido hasta ahora para conseguir la sede, a los que desde este momento hay que añadir Barcelona", señaló el director general del Tesoro, quien no obstante señaló que "a pesar de que hay un entendimiento inicial para que el Banco Central Europeo no tenga sede en una plaza financiera fuerte, la tendencia actual es que la sede quede situada un poco más al norte".

Compthe asistió ayer en Barcelona a un seminario sobre la unión monetaria europea, organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica de Cataluña (APIEC), y al que asistieron también el citado Antoni Negre y el profesor Joaquim Muns.

El director general del Tesoro lamentó la importancia que se le está dando a la unión monetaria, no porque esta no lo sea, sino porque se hace en detrimento de lo que Compthe considera la verdadera dificultad del futuro económico europeo: la unión económica. Elogió la intervención del Gobierno español, a través de Carlos Solchaga en septiembre pasado para desbloquear la situación de las discusiones sobre la unión monetaria y económica. "Se daban" señaló Compthe "lo que yo llamo las tres herejías. La herejía atea y la agnóstica, representadas por Margareth Thatcher ("No existe la moneda única"). La segunda herejía es la "aceleracionista, representada por Jacques Delors, para quien cualquier acontecimiento se convierte en la demostración de que hay que acelerar el proceso europeísta". "Finalmente", señaló, "la herejía clásica, representada por Holanda y Alemania, que se oponen sistemáticamente a iniciativas que signifiquen la creación de nuevas instituciones".

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