El Gobierno de Pekín lanza una nueva ofensiva contra los disidentes
Las autoridades chinas parecen creer llegado el momento propicio para actuar contra la disidencia interior sin temor a provocar demasiadas reacciones en su contra, ya que la atención internacional está centrada principalmente en la crisis del golfo Pérsico.
Otros aspectos que han podido influir en esta decisión son el hecho de que China haya respaldado 10 resoluciones de condena al régimen iraquí por la invasión de Kuwait y no haya vetado la undécima, que deja abierta la posibilidad de la solución militar, y que Occidente desea relanzar sus relaciones económicas con Pekín.Estos son los argumentos, defendidos en Pekín por diplomáticos occidentales y disidentes chinos, para explicar los procesamientos y anuncios de juicios que desde la semana pasada han iniciado las autoridades contra destacados intelectuales y estudiantes que se distinguieron en el movimiento en favor de la democracia y que acabó con la represión sangrienta de Tiananmen el 4 de junio de 1989.
La Comunidad Europea (CE) levantó parcialmente las sanciones a China el pasado 22 de octubre, y la razón aducida para ello no hacía mención a una mejora de la situación política o de los derechos humanos en este país, sino a su actitud en la ONU, como explicó el ministro español de Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, durante la visita que realizó a Pekín del 22 al 24 de noviembre, y que ha sido la primera de un titular de Exteriores de la CE desde junio de 1989.
El presidente de EE UU, George Bush, recibió el fin de semana pasado en Washington al ministro chino de Asuntos Exteriores, Qian Quichen, tras la adopción de la resolución 678 de la ONU, que China no vetó. El secretario de Estado norteamericano, James Baker, se había entrevistado a principios de noviembre con Qian en El Cairo y en Nueva York la víspera de la aprobación de esa resolución. La prohibición de contactos oficiales de alto nivel se levantaba de hecho también.
Liberación de detenidos
Las autoridades liberaron entre enero y junio de este año a 881 detenidos por aquellos hechos, pero según la organización de derechos humanos Asia Watch aún quedan en las cárceles al menos 960. Asimismo, permitió abandonar el país en junio a uno de sus disidentes, el astrofísico Fang Lizhi, y a su esposa.Además de tener en cuenta los intereses económicos estadounidenses, Bush citó estos detalles de mejora de la situación interna para renovar el status de nación más favorecida a China.
La justicia no había acusado formalmente a los detenidos, en parte por temor a que siguieran congelados los necesarios créditos y ayudas a China, pero en las actuales circunstancias todo indica que el régimen se siente seguro de obtenerlos y, por tanto, ha decidido tratar el asunto de los contrarrevolucionarios.
De acuerdo con las informaciones que circulan entre los disidentes en Pekín, durante el mes de noviembre se ha procesado a una treintena de detenidos por los acontecimientos del pasado ano, y en la última semana se han conocido los casos de varios de los más significativos, dos de ellos al ser anunciados por el tribunal de Pekín, y otros cinco más, al menos, por la información facilitada por sus amigos.
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