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Gorbachov sustituye al liberal ministro de Interior por un 'duro' vinculado al KGB

Pilar Bonet

El presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, sustituyó ayer por decreto al ministro del Interior, Vadim Bakatin -hombre que se ha destacado por su talante liberal-, por Borís Pugo, un funcionario más duro, cuya trayectoria está vinculada al Comité de Seguridad del Estado (KGB). El general Borís Gromov, que fue jefe de las tropas soviéticas en Afganistán, fue nombrado, a su vez, primer viceministro del Interior. Pugo, que desempeñaba el cargo de presidente del Comité de Control del partido desde 1988, tiene 53 años, es originario de Letonia y fue jefe del PCUS en aquella república desde 1984 hasta 1988.

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Anteriormente había trabajado en el KGB de la república, institución que presidió entre 1980 y 1984. La televisión soviética informó de que Bakatin, también de 53 años y ministro del Interior desde 1918, iba a ser transferido a otro cargo, que no fue especificado. Bakatin, miembro del consejo presidencial asesor de Gorbachov, había sido duramente criticado por los diputados conservadores del Parlamento de la URSS. Éstos acusan a la policía soviética de ineficacia contra la delincuencia y el crimen organizado, la especulación y el mercado negro que se han desarrollado en la URSS con la inestabilidad política y la escasez económica.

La carta fatídica

En una carta dirigida a Anatoli Lukiánov, el presidente del Sóviet Supremo de la URSS, Bakatin se defendía de las críticas formuladas contra él y señalaba que una de las causas principales de la parálisis de las estructuras policiales era la ausencia de un mecanismo legal ejecutivo contra la arbitrariedad del poder. En opinión de Bakatin, tal mecanismo no se había fundado, ni se ha podido fundar, en 73 años de poder soviético."Aquí, el poder desprecia la ley. Y en este caso, una policía que no puede actuar contra el poder es impotente", señalaba el ministro en una misiva fechada el 19 de noviembre pasado. En este texto, entregado a los parlamentarios, el ministro señalaba que la parálisis del poder aumentará si no se esclarece el mecanismo de división del mismo.

El cese de Bakatin se ha producido cuando Gorbachov parece decantarse por una línea de disciplina y orden que le permita controlar la puesta en práctica de la reforma económica y política. El líder se ha parado en seco frente a dos puntos conflictivos: la propiedad privada de la tierra y la división del Estado soviético. Ambos temas son objeto hoy de debate en el Kremlin. La propiedad privada de la tierra figura en la reforma agraria que hoy debe aprobar el Congreso de los Diputados de Rusia, y el Tratado de la Unión, el documento con el que Gorbachov quiere conservar la unidad del Estado, se debate en el Sóviet Supremo de la URSS.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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