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Reportaje:

Ellas lloran por ellos

La psiquiatra y psicoanalista Teresa Bernárdez reivindica terapéuticamente la expresión de la rabia y el enojo en las mujeres

Ana Alfageme

"Las mujeres lloran por los hombres porque ellos no aceptan llorar, y los hombres expresan la rabia que a ellas les está censurada. Entonces se da un refinado entendimiento entre los sexos", y Teresa Bernárdez enlaza sus grandes manos, pero sin entrecruzar los dedos, como una suerte de fusión falsa que sólo puede existir por la tensión que tira de una y otra hacia lados encontrados. Un refinado entendimiento que ella, psiquiatra y psicoanalista, pretende socavar en bien de las mujeres, mostrando cómo el enojo, vedado culturalmente a la mitad de la población discriminada, debe ser vivido liberadoramente.

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Primero fue la inquietud que sintió la joven médica que era Teresa Bernárdez en los 50, cuando notó que la mayor parte de sus pacientes enfermos de afecciones físicas "tenían problemas emocionales". La curiosidad se trastocó después en un auténtico interés por la psiquiatría, una vez en Estados Unidos, adonde llegó por razones políticas -"estaba Perón, recuerda"-, personales -"me enamoré y me casé"- y por un más genérico "ver mundo". Aterrizó en Kansas, un estado conservador bien diferente a su Buenos Aires natal. Allí se formó en psiquiatría.Fue entonces cuando tomó conciencia de que las mujeres de Kansas, "que estaban siempre en peor situación, mostraban raramente su enojo, incluso una ligera irritación". Cuando por fin aparecía la rabia, surgía en forma volcánica, un acceso de furia descontrolada que no hacía más que alargar la sombra de la culpa. A ella le chocó: en su familia, de padres españoles, "no se prohibía a nadie la expresión del enojo y el rencor". Después de varias investigaciones y a la luz psicoanalítica -"la rabia expresa el inconsciente, se dice lo que no se quiere decir", asegura- pensó que a esas mujeres se les fomentaba socialmente la imagen de una femeneidad dadivosa, suave que no debía permitirse protestar, "pese a la situación de inferioridad evidente".

La agresión en los hombres

Paralelamente, el ideal masculino impide mostrar la tristeza en público a los hombres y llorar. Estos comportamientos se demuestran en el trabajo de Bernárdez con grupos femeninos y mixtos."En las mujeres la prohibición inconsciente de la rabia -tema sobre el que ha dictado Bernárdez varias conferencias en Madrid- se junta con el exceso de agresión en los hombres, canalizado socialmente (los hombres van a la guerra y pueden matar)". Lo que sigue, en el caso de las mujeres, es la depresión. Ella pensó que autorizando a sus pacientes a expresar sus enfados, señalando las misteriosas vías de la inhibición de la rabia, y haciéndoles conscientes de que pueden sentir una justa indignación frente a una discriminción real, social, algo podría cambiar. Y empezó a tener, según cuenta, excelentes resultados con mujeres deprimidas. Al final del tratamiento, la señora "no es un ángel vengador, no, pero puede expresarse", con un mejor entendimiento con el hombre. "Se convierten en auténticas compañeras, en una relación más honesta", asegura.

Y Bernárdez no cree que hombres y mujeres lleven la vulnerabilidad, el temor y las lágrimas -ellas- y la agresión y la rabia -ellos-, marcados en el espejo de los genes. "Es la sociedad la que los diferencia y eso se ve en grupos menos convencionales. Artistas, por ejemplo".

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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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