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Reportaje:

La ruta de la crisis

Síntomas de recesión tras el fuerte crecimiento del último quinquenio

El inicio de una etapa de menor crecimiento y de enfriamiento económico se confirma durante las últimas semanas. Los síntomas de una economía a la baja son cada vez más numerosos. La economía, que rebosaba salud hasta el año pasado, ha cogido fiebre, y por primera vez en los últimos cinco años asoma una crisis no estrictamente bursátil que está afectando al conjunto del tejido productivo.

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La economía sigue creciendo a nivel global, pero comienzan a aparecer cada vez con mayor intensidad síntomas de desaceleración y cansancio. Aumenta el número de suspensiones de pagos, disminuyen las ventas a plazo, caen espectacularmente los beneficios declarados a bolsa por sociedades de diversos sectores, se reducen las inversiones, se multiplica la morosidad, los bancos aumentan sus provisiones para insolvencias y crece por tercer mes consecutivo desde agosto el número de parados registrados en las oficinas de empleo.Los primeros síntomas de enfriamiento ya se detectaron antes del verano y se están confirmando en el trimestre de julio-septiembre. La crisis empezó por el turismo, un sector que, según el secretario de Estado de Economía, Pedro Pérez, se ha pasado de rosca y está pagando caro haber aplicado subidas de precios del 10% anual durante los últimos años. En esta situación, "no es extraño que los turistas se muestren remisos a venir a España", afirmó la semana pasada el secretario de Estado de Economía en Barcelona ante la asamblea del Instituto de Estudios Superiores de Empresa (IESE).

Los ingresos por turismo, que alcanzaron en 1989 los 16.174 millones de dólares, han caído en pe setas un 9% durante los nueve primeros meses del año. El primer responsable del sector turístico, el ministro José Barrionuevo, no ha dudado en afirmar que serán necesarias inversiones de 350.000 millones para modernizar este sector.

Bajar los precios

"El fuerte crecimiento que estábamos teniendo era incompatible con la necesidad de reducir los precios y frenar el deterioro de la balanza por cuenta corriente", afirma el director del departamento de economía de la patronal CEOE, José Folgado."Lo preocupante", añade Folgado, "no es que la economía se esté enfriando, sino el excesivo ritmo de este enfriamiento y sus efectos perversos, porque el enfriamiento está recayendo con más intensidad en la inversión que en el consumo". Según Folgado, el consumo privado no está descendiendo al ritmo esperado, mientras que algunos indicadores revelan ya una fuerte caída de las importaciones de bienes de equipo y de la producción industrial.

Antonio Zabalza, secretario general de Planificación y Presupuestos, no piensa lo mismo. Zabalza coincide con Folgado en que se está produciendo una desaceleración de la inversión, "pero también del consumo". Según datos del Ministerio de Economía, el consumo privado se ha desacelerado desde el 5,6% al 4,2% en el tercer trimestre de este año. "Cuando se aplica una política de enfriamiento", afirma categórico Zabalza, "resulta dificil de discriminar de ella a la inversión. Después de un quinquenio en el que la inversión ha estado creciendo a tasas del 15% resulta normal que afloje el ritmo".

Para Zabalza, lo importante es que la inversión seguirá ganando peso dentro del producto interior bruto (PIB), porque "crecerá un 4,4% en 1991, mientras que el conjunto del PIB lo hará un 2,9%".

Para José Luis Feito, socio director de Asesores Bursátiles, "no es posible enfriar la economía sin enfriar a la vez la inversión y el consurno". Feito cree, sin embargo, que la desaceleración está resultando más intensa de lo que se esperaba.

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