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LA SUCESIÓN DE JARUZELSKI

La campaña presidencial en Polonia acaba con el mito de Solidaridad

La campaña de las elecciones presidenciales directas y generales, sin precedentes en la historia polaca, ha puesto fin definitivamente al mito de Solidaridad. La campaña, cuya primera ronda se celebrará mañana y en la que abundan manifestaciones antisemitas, finalizó ayer tras ocho semanas de la lucha fratricida entre el líder de Solidaridad, Lech Walesa, y el primer ministro, Tadeusz Mazowiecki. Walesa aparece como favorito, aunque no está garantizado que consiga el 50% de los votos necesarios para evitar la segunda vuelta.

A lo largo de la campaña, los ataques personales mutuos de los dos principales candidatos, Walesa y Mazowiecki, fueron perdiendo intensidad, pero la brecha que se abrió entre sus seguidores tardará mucho en cerrarse, si es que se cierra alguna vez. Las divisiones afectaron a familias y amigos que hasta hace todavía poco se sentían unidos por un pasado común y el ethos de Solidaridad.La atmósfera que se vive en Varsovia estos días la refleja bien el llamamiento publicado ayer por el jefe de la organización provincial de Solidaridad de Varsovia, Michal Boni, que había apoyado a Mazowiecki en contra de las recomendaciones de la comisión nacional del sindicato. En ella pide a la gente que deje de llamar a su madre, de 71 años, para insultarla, a raíz de la supuesta traición de Boni a Walesa.

Los ataques implacables de políticos de tanto prestigio como Adam Michnik contra Walesa, a quien el director del diario Gazeta Wyborcza calificó de "incompetente", "irresponsable", "irreformable", "imprevisible", mermaron la popularidad del líder carismático. Por otra parte, Walesa no supo o no quiso distanciarse claramente de las arremetidas antisemitas protagonizadas por su clientela electoral en los mítines contra Mazowiecki y su Gobierno.

La campaña antisemita contra Mazowiecki llevó a su comite electoral a incurrir en el grave error, calificado por algunos de escándalo, de demostrar, en base a unos documentos de la Iglesia, la limpieza de la sangre de Mazowiecki desde el siglo XVI. El documento fue facifitado a agencias de prensa internacionales.

Carteles arrancados

Los carteles tanto de Mazowiecki como de Walesa son arrancados si no se han pegado en lo alto de los muros, o aparecen al día siguiente de pegados con la estrella de David, en el caso de Mazowiecki, o bien la esvástica, en el caso de Walesa.

La campaña antiintelectual de Walesa y la firma de los actores y escritores han podido servir "como caballos de carrera" en la lucha contra el comunismo, pero ahora deberán ser sustituidos por los caballos de carga, los tecnócratas.

Cuando se está tratando de construir un nuevo sistema económico, provocaron la ruptura total entre el líder absoluto de Solidaridad e importantes sectores de la intelectualidad polaca. Causaron verdadera indignación las recientes palabras de Walesa prometiendo dar "manotazos" a algunos intelectuales rebeldes una vez se le elija presidente.

Expresiones como éstas llevaron a uno de los más conocidos actores polacos, Daniel Olbrychski, a comparar a Lech Walesa con Jean Marie Le Pen, jefe del Frente Nacional francés.

La campaña de los demás candidatos, ninguno de los cuales alcanzará el 10% de apoyo del electorado, según los últimos sondeos, estuvo a la sombra de la contienda mantenida por los dos gigantes, Mazowiecki y Walesa, hasta la aparición del caballo negro en la carrera presidencial, Stanislaw Tyminsky, completamente desconocido para el público polaco. Sin embargo, Tyminsky aprovechó la perplejidad del electorado ante la lucha entre Mazowiecki y Walesa y se presentó como independiente. Una de sus seguidoras declara estar "harta de partidos y de las luchas políticas", mientras sostiene que Tyminsky sería capaz de sacar al país de la crisis económica.

Candidato socialdemócrata

El candidato del Partido Socialdemócrata, antiguo comunista, Wlodzimierz Cimoszewicz, trató de convencer a sus electores de la necesidad de conservar las conquistas sociales del antiguo régimen, pero, tras una primera sorpresa que preparó a los observadores al reunir en muy poco tiempo 230.000 firmas de apoyo a su candidatura, realizó una campaña tímida y hasta melancólica, sumando un 5% de la intención de votos, según los últimos sondeos.

Roman Bartoszcze y Leszek Moczulski, del Partido Campesino Polaco y de la Confederación de Polonia Independiente, respectivamente, basaron su campaña en las consignas nacionalistas abogando por una Polonia independiente tanto del Este como del Oeste.

Bartoszcze insistió en realizar mejoras en la política agraria, mientras Moczulski, cuyo apoyo oscila entre el 1% y el 2%, propuso, entre otros, la creacion de un Tribunal de la Nación para enjuiciar a todos los antiguos dirigentes comunistas con vida, incluido el actual presidente, Wojciech Jaruzelski.

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