Por el híbrido hacia el éxito
InxsEl rock australiano es un fenómeno curioso, variopinto y con un punto de originalidad. Siempre enérgico, sus tendencias son diversas. Algunos apuestan por la fuerza sin concesiones (AC/ DC); otros, por el lirismo (The Church); una minoría, por sus posturas radicales (Midnight Oil), y los que quieren llevarse el gato al agua, por plantear su música como una mezcla de estilos. Es el caso de Inxs.Este sexteto se fundó hace 13 años en Sidney, con los tres hermanos Farriss en sus filas. Desde entonces, la formación ha permanecido inalterable, y esta veteranía, familiaridad y estabilidad aseguran a Inxs solidez y seguridad. Su presentación en Madrid fue espectacular, intensa, original y monótona.
Michael Hutchence (voz), Andrew Farriss (teclados, guitarra, percusión, armónica, coros), Kirk Pengilly (guitarra, saxo, coros), Tim Farriss (guitarra, coros), Garry Gary Beers (bajo, coros), Jon Farriss (batería, coros)
Aforo: 3.500 personas. Precio: 2.500 pesetas. Pabellón de Deportes del Real Madrid. Madrid, 19 de noviembre.
Espectacular porque Inxs ofreció una producción -léase luces, sonido, ambientación, escenografía y puesta en escena muy cuidada. Intensa fue su música, que mantiene la esencia de grupos británicos de los sesenta, como en gran parte del rock australiano. Original porque, dentro de unas canciones que recogen múltiples influencias, Inxs mantiene cierta personalidad en el enfoque y en la interpretación. Y monótona por la poca variedad en el desarrollo de los temas.
Con una imaginativa utilización de escenografía y luces, cuya aparatosidad nunca sepultó los valores musicales, Inxs se mostró como un grupo curtido, seguro y sin fisuras. Correctos instrumentistas, dominan el espacio sonoro y sus temas ofrecen fuertes influencias de la música negra. Dentro de su variedad estilística, que recoge aspectos del rock más espeso aderezado con algunos toques de psicodelia, los éxitos de lnxs han llegado de la mano de un seudofunky, de una especie de James Brown pasado por agua, que coincide con las canciones más bailables.
En el resto de los temas, Inxs se introdujo en ambientes espesos, de largas exposiciones y sin demasiada claridad instrumental, brillando especialmente cuando bordean el rhythm and blues, donde la sombra de los Animals, los Rolling Stones y los Doors planea con mayor evidencia.
Con la seguridad que da la experiencia, el sexteto tiene en Michael Hutchence un cantante carismático; en Andrew Farriss, el músico oculto que proporciona consistencia al grupo; en Kirk Pengilly y Tim Farriss, los instrumentistas que dan la fuerza, y en Garry Gary Beers y Jon Farriss, una base rítmica contundente y precisa. El público madrileño apreció su compacta profesionalidad y se rindió a la seriedad de Inxs, un grupo que se define por su indefinición. Que camina por el híbrido hacia el éxito.
Babelia
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