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Tribuna:FALLECE EL AUTOR DEL 'CUARTETO DE ALEJANDRÍA'
Tribuna
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Una extensa obra ambientada en el Mediterráneo

El marco geográfico, opinaba Lawrence Durrell, condiciona en extremo la obra. No es de extrañar, por tanto, que los libros de Durrell estén ligados a paisajes que adquieren protagonismo, que se convierten en mucho más que meros escenarios. Y, claro, de manera inevitable esos paisajes acaban encaramándose hasta el mismo título.En sus dos obras más ambiciosas -El cuarteto de Alejandría y El quinteto de Aviñón- Durrell ha querido destacar la referencia geográfica y, en el primer caso sobre todo ha contribuído poderosamente a la mitificación de una ciudad exótica que elevó muy por encima de la realidad.

En 1960, en los años de aparición del cuarteto, Lawrence Durrell publicó un interesante artículo en The New York Time Book Review donde exponía con claridad sus opiniones.

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El artista, decía, debe atender "a lo que dice el paisaje", ajustarse "a los ocultos campos magnéticos que el paisaje trata de comunicar a la personalidad". Y añadía: "He desarrollado una opinión propia acerca de la importancia del paisaje y admito, de buena gana, que los personajes están casi en función del paisaje... Mis libros reflejan siempre la vida en determinados lugares y no el paso apresurado a través de los mismos".

Los paisajes -y la literatura- de Durrell se asentaron en el paisaje del Mediterráneo, un paraíso intermedio entre su infancia en la India y su rechazo de Inglaterra.

Egipto, Francia, Sicilia, Chipre, Corfú son algunos de los escenarios de Lawrence Durrell autor de una extensa obra que abarca novela, ensayo, poesía y libros descriptivos.

'El cuaderno negro'

En sus primeras novelas -Pied Piper of Lovers y Panic Spring, ambas de 1935- la personalidad de Lawrence Durrell estaba todavía por definir. El pistoletazo de salida lo marcó El cuaderno negro, publicado en 1935 en París y prohibido en Inglaterra por considerarlo un libro escandaloso (no se autorizó su publicación hasta 1970).

El cuaderno negro, muy influenciado por El trópico de cáncer, de Henry Miller, es un libro inmaduro todavía, escrito con las vísceras, sin hilo argumental, pero con una fuerza evidente.

"A los 24 años", escribió más tarde Lawrence Durrell, "no es extraño verlo todo negro". En este libro está ya el gérmen de lo que sería El cuarteto de Alejandría.

Después de Cefalú (1947) y Aguilas blancas sobre Serbia (1957), llegaría el momento álgido de Durrell con la publicación del Cuarteto de Alejandría, formado por Justine (1957), Balthazar (1958), Mountolive (1958) y Clea (1960). Planea sobre esta obra una atractiva reflexión acerca del amor físico y el amor metafísico y un hábil juego con el espacio y el tiempo, amparado en la teoría de la relatividad de Einstein.

Las sombras de Sade y Freud marcaron la sensualidad de las cuatro novelas, que tuvieron un gran éxito de crítica y público en casi todo el mundo, excepto en Inglaterra, donde siempre prefirieron las animaladas del hermano Gerald, que lo ridiculizó en Mi familia y otros animales.

Tras el doblete formado por Tunc (1968) y Nunquam (1970), Lawrence Durrell encaró otra gran obra magna: el Quinteto de Aviñón, formado por Monsieur o el príncipe de las tinieblas (1974), Livia o enterrado en vida (1978), Constance o las prácticas solitarias (1982), Sebastian (1983) y Quinx (1984).

En esta ocasión, los cinco skandhas tibetanos amparaban cinco libros que pretendían reflejar los distintos estadios de la personalidad humana.

Islas griegas

Dejando al margen las novelas, un apartado a destacar en la obra de Durrell son los libros descriptivos de las islas griegas, donde residió durante largos años. En Las islas griegas realiza una atractiva descripción general del archipiélago, que desmenuzaría en otros libros. Corfú, por ejemplo, es el marco idílico de La celda de Próspero (1945).

En Reflexiones sobre una venus marina (1953) el centro es Rodas, una isla arrasada por la guerra en la que se esfuma el idilio. En Limones amargos (1957), Durrell habla de los conflictos entre turcos y chipriotas en 1955. Buena parte de la crítica inglesa, que siempre desconfió del cuarteto, llegó a calificar éste libro como su mejor obra.

Carrusel siciliano (1977) continua la serie de las islas, aunque este caso desplazado a Italia. Uno de sus últimos libros, el dedicado al Midi francés, puede incluirse también en este apartado geográfico.

El Durrell menos conocido es probablemente el poeta. Publicó su primer volumen, A private country, en 1943. Siguieron Cities, Plains and People (1946), On seeming to presume (1948), Private Drafts (1955), The Tree of Idleness (1955) y The Ikons (1966)! En 1956, él mismo agrupó su obra en Selected Poems (1956) y en 1964 publicó una selección aumentada. Su poesía, de elaborada sintaxis, se inspira a menudo en ambientes mediterráneos y trata los temas durrellianos de la amistad, el amor y la muerte.

Durrell tradujo del griego, From greek poets (1946) y publicó dos dramas en verso Safo (1950) y An Irish Faustus (1963).

En el campo de la crítica Durrell se ocupó de la poesía moderna -A key to modern poetry (1952)- y también del arte -Art and Outrage (1959)-. Además, un volumen interesante de la obra de Durrell lo consituyen las cartas que se cruzó con Henry Miller, publicadas en 1963. Dos pesos pesados de la literatura del siglo XX muestran en ellas una relación apasionada.

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