_
_
_
_

En paradero desconocido tres saharauis que se refugiaron en la Embajada de España en Rabat

Tres saharauis que pidieron asilo político el de octubre en la Embajada de España en Rabat se encuentran en paradero desconocido, pese a que los responsables marroquíes de Interior se comprometieron a no adoptar ninguna medida gubernativa contra ellos y a permitirles que mantuvieran frecuentes contactos con la representación diplomática española si renunciaban a su encierro. Cuatro semanas después de su salida voluntaria de la cancillería no se tiene ninguna noticia sobre ellos, a pesar de las intensas gestiones realizadas en este sentido por el embajador español, Joaquín Ortega Salinas.

Diplomáticos allegados al ministro de Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, creen que los tres saharauis no han tenido que padecer las consecuencias de su petición de asilo y que la negativa marroquí a facilitar el contacto es achacarle a una reacción nacionalista ante lo que consideran intromisión de extranjeros en sus asuntos internos.

El jefe de la diplomacia española asistió el 10 de octubre en Roma a una reunión para fomentar la cooperación entre el sur de Europa y el Magreb pero tenía su cabeza puesta en el número 3 de la calle Zankat Madnine de Rabat, sede de la cancillería española. Desde la capital italiana no paró de hablar por teléfono con su subsecretario, Inocencio Arias, y con Ortega.

Tres saharauis, de 20 a 25 años de edad, residentes en El Aiun y de profesión contable, enfermero y un tercero en paro, habían franqueado la víspera el portal de la Embajada para pedir ante la cónsul, Ana Salomón, asilo político en España. Los jóvenes no tenían una trayectoria política antimarroquí, aunque sí expresaron vagos sentimientos nacionalistas.

Empezó entonces una serie de conversaciones entre las autoridades españolas y los titulares marroquíes de Asuntos Exteriores, Abdelatif Filali (que coincidió con Fernández Ordóñez en Roma), y de Interior, Dris Basri, para tratar de obtener un salvoconducto que les permitiese salir de Marruecos rumbo a España. Mientras el primero parecía proclive a esta solución, el segundo la rechazó tajantemente por temor a crear un precedente.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

El tira y afloja hispano-marroquí iba en aumento, la presencia policial en torno a la cancillería se incrementaba, cuando, súbitamente, una delegación de familiares de los refugiados se presentó ante la Embajada y solicitó poder entrevistarse con los demandantes de asilo. La rapidez con la que recorrieron los casi mil kilómetros que separan a El Aiun de Rabat sólo es explicable por la puesta a su disposición de un avión oficial.

Polémica entrevista

Ortega accedió a autorizar la entrevista, según la versión de Inocencio Arias, después de haberse asegurado de que los tres saharauis no tenían inconvenientes en que se celebrase.

Fue el tío de uno de los asilados, notable sexagenario de El Aiun, el que habló con su sobrino refugiado. Le prometió que si renunciaba a su proyecto, no sería privado de libertad y podría trabajar de nuevo, junto con sus compañeros, en su negocio, del que les había echado por un supuesto desfalco.

El embajador español había logrado el compromiso de Basri de que si los tres saharauis deponían su actitud podrían volver a El Aiún, donde gozarían de absoluta libertad de movimiento. El titular de Interior aceptó, según informó Ortega a Madrid, que Enrique Quintana, un español residente en la capital del Sáhara Occidental y encargado de custodiar las propiedades españolas en ese territorio, mantuviese un contacto periódico con los ex refugiados para asegurarse de que no habían sido objeto de ninguna represalia.

Las promesas del tío y las del embajador acabaron convenciendo a los tres demandantes de asilo, que al mediodía del 11 de octubre abandonaron voluntariamente la cancillería. Desde entonces, hace 28 días, no se han vuelto a tener noticias suyas. Quintana, que posee un pasaporte de servicio pero que no es diplomático, no ha logrado verles.

Convocado ayer en Asuntos Exteriores para tratar del problema con el subdirector de África del Norte, Miguel Angel Moratinos, el embajador de Marruecos en Madrid, Azedin Guesous, afirmó a la salida que "desconocía las conclusión de eventuales compromisos" por Basri, pero insistió en que su Gobierno "no tiene nada que esconder". Si las autoridades españolas desean comprobar el estado de los tres saharauís, añadió, "podrán hacerlo pronto". El prolongado silencio de las autoridades marroquíes ha desatado en Asuntos Exteriores y en otros sectores de la Administración críticas contra el embajador, al que se reprocha no haber alcanzado un acuerdo lo suficientemente exigente para el reino jerifiano con tal de solventar cuanto antes un problema que podía enturbiar las siempre delicadas relaciones bilaterales. El subsecretario de Exteriores, Inocencio Arias, aseguró, sin embargo, que el diplomático "actuó adecuadamente en todo momento" y recalcó que todas sus gestiones e iniciativas durante el día y medio que duró el asunto "contaron con la aprobación del Ministerio".

Exteriores pide explicaciones a Guesous

El embajador de España en Rabat, Joaquín Ortega, preocupado por la falta de noticias de los que fueron sus huéspedes saharauis durante 36 horas, llamó el martes al Ministerio de Asuntos Exteriores español para pedir que desde Madrid se hiciesen también gestiones de apoyo para solventar un contencioso que, si se prolongaba y trascendía, podía ensombrecer en diciembre la primera cumbre institucional entre el presidente del Gobierno español, Felipe González, y su homólogo marroquí, Azedin Laraki.La primera gestión, que se efectuó ayer por la manana, consistió en convocar al jefe de misión marroquí, Azedin Guesous, en el Ministerio de Exteriores. Según se desprende de las explicaciones dadas por las fuentes consultadas por este periódico, esa gestión fue algo más útil que las anteriores iniciativas, porque ayer mismo por la tarde las autoridades marroquíes dieron a entender en Madrid y Rabat que Enrique Quintana, español residente en El Aiun, podría visitar a los tres ex refugiados. Si esta entrevista no se produjese, Exteriores planea una segunda gestión, esta vez a nivel de Gobierno. El titular de Interior, José Luis Corcuera, viajará el próximo miércoles a Rabat y posiblemente aproveche la ocasión para pedir a su homólogo, Dris Basri, explicaciones sobre la suerte de los tres solicitantes de asilo. En una conversación mantenida el 11 de octubre al margen del Consejo de Ministros con sus compañeros de Gobierno, José Luis Corcuera se mostró muy sensibilizado por la suerte de los tres saharauis que en aquel momento estaba a punto de abandonar la cancillería.

Este hecho se produce en un momento muy cordial en las relaciones hispano-marroquíes y cuando se prepara la cumbre institucional de diciembre.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_