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La policía y los bancos, preocupados por el aumento de atracos en la capital en este año

La policía y los bancos están preocupados por el aumento del número de atracos en oficinas de la capital que se está produciendo a lo largo de este año. La cifra de robos con intimidación se redujo considerablemente en 1989, fecha en que se contabilizaron 178 golpes. Pero desde enero a septiembre de 1990 se han producido en Madrid 226 asaltos. Un experto policial, sostiene que esto se debe a la aparición de una banda juvenil de Tetuán y otra de Villaverde. La misma fuente asegura que en la ciudad sólo hay una docena de atracadores profesionales, mientras que el resto son advenedizos poco cualificados.

El año 1987 fue un año negro para la seguridad ciudadana en Madrid, como lo prueban los 545 atracos en bancos habidos a lo largo de los 12 meses. En 1988, tras el fuerte aldabonazo que su puso esa cifra, la policía y las empresas montaron una serie de medidas que lograron reducir los golpes hasta 296, tendencia que se mantuvo en 1989.Sin embargo, durante los nueve primeros meses de 1990 se ha vuelto producir una escalada en los golpes a bancos, según reconoce el jefe del grupo antiatraco de la Brigada Provincial de: Poli cía Judicial de Madrid. "En 1989 hubo un promedio de 15 atracos mensuales", dice, "y este año estamos sufriendo una media de 25 palos al mes".

Nuevas bases de operaciones

El mismo funcionario reconoce que este fenómeno es preocupante, pero no alarmante., Paralelamente, la mayor presión policial en Madrid y el aumento de las medidas de seguridad en los bancos han hecho que los atracadores hayan desplazado sus bases de operaciones a las localidades del cinturón: Móstoles, Fuenlabrada, Parla, Villalba, El Escorial, Las Rozas, San Agustín de Guadalix y El Molar.

El grupo antiatracos tiene fichados a cerca de un centenar de delincuentes que se dedican con asiduidad a desvalijar bancos. "Pero la mayoría son drogadictos que recurren a este sistema para tener dinero para comprar heroína", afirma el jefe de dicha unidad, quien añade: "Los profesionales que operan en Madrid, es decir, los que viven de esto, no pasan de una docena".

Los profesionales de esta modalidad criminal son "gente muy aplomada, que estudia muy bien sus acciones, que llegan a infundir ánimo a los pringaos [las víctimas], pero que salen a tiros si se ven acorralados", explica el experto de la Brigada Judicial.

Según la policía, el incremento en el número de atracos que se está produciendo este año en la capital se debe a la incansable actividad de una banda de drogadictos asentada en el distrito de Tetuán y otra que reside en Villaverde. Son jóvenes con edades comprendidas entre 17 y 22 años que se inyectan por la vena la mayor parte del botín. El jefe del grupo explica: "Es una nueva generación de atracadores -antes fueron tironeros y asaltantes callejeros- que han hecho aumentar la estadística en un 60%".

Otro fenómeno interesante es que hay muchos atracadores de bancos que se están pasando al narcotráfico por considerarlo menos arriesgado y más lucrativo. Mientras, hay sirleros (asaltantes callejeros a punta de navaja) que se están dedicando a los bancos "porque lo ven más fácil", porque los empleados no suelen hacerles frente.

Los delincuentes utilizan armas simuladas o armas blancas en el 80% de los asaltos, y en el resto de los casos, pistolas o revólveres, según indican fuentes policiales. La temible y mortífera chata [escopeta de cañones recortados] es cada vez menos empleada por los atracadores.

La policía piensa que los jueces deberían ser más duros con los atracadores, de forma que a los multirreincidentes no les concedieran la libertad provisional ni permisos carcelarios. "Es muy frecuente que algunos aprovechen el permiso para dar un palo antes de volver a prisión", comenta el jefe del grupo antiatracos.

Desbordados por el trabajo

Once hombres integran el grupo antiatracos de la Brigada Provincial de Policía Judicial. Ellos son los únicos especialistas que se ocupan en exclusiva de la captura de los cientos de chorizos que a diario asaltan bancos, comercios, farmacias e incluso a viandantes. No es extraño que estén desbordados de trabajo.

Este año, los agentes del grupo han detenido a 44 presuntos atracadores; en 1989 a 48, y en 1988 a otros 74. Su trabajo es duro, porque deben pasar muchas horas en un coche para vigilar los movimientos de un sospechoso. A veces sienten silbar las balas sobre sus cabezas, cuando los asaltantes se lían a tiros.

Una de las principales dificultades del grupo antiatracos consiste en reunir pruebas suficientes contra los atracadores. El jefe de la unidad lo explica así: "Los empleados y los clientes no quieren complicaciones y nunca reconocen a los detenidos. Por eso, nosotros tenemos que aportar al juez el dinero y las armas que hemos decomisado a los sospechosos, las fotografías de la cámara oculta del banco, etcétera"

El grupo antiatracos ha observado que la presión policial, el aumento de vigilantes jurados en los bancos y de las medidas técnicas de seguridad han hecho que bastantes atracadores del foro hayan emigrado a Valencia, Alicante y la Costa del Sol.

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