Nuevos choques entre judíos y palestinos

ENVIADO ESPECIALLos ataques contra judíos y los choques civiles se reanudaron ayer en Israel y los territorios ocupados con tres atentados en las cercanía de Tel Aviv, Jerusalén y Nablús, en los que murieron dos palestinos y fueron heridos dos israelíes. Estas agresiones fortalecen las tesis de quienes reclaman en Israel la expulsión de todos los árabes y su confinamiento en Gaza y Cisjordania.

El primer atentado se registró en Bnei Brak, un barrio de integristas religiosos judíos distante 20 kilómetros de Tel Aviv, cuando tres palestinos fueron alcanzados por una bomba que pretendían colocar en la verdulería en la que trabajaban. Uno de ellos murió y los otros dos resultaron con heridas graves. Poco después un policía era acuchillado por otro palestino en la estación de autobuses más frecuentada de Jerusalén. En la población ocupada de Nablús, el guardia de una gasolinera disparó y dio muerte a un palestino que le había atacado y herido con un cuchillo.Un portavoz de la policía informó que el atentado fallido contra el asentamiento de judíos ultraortodoxos fue localizado 15 minutos antes de las siete de la mañana, al escucharse una fuerte explosión en un comercio, que tenía previsto abrirse al público poco después. La detonación movilizó a las fuerzas de seguridad israelíes que descubrieron cómo los manipuladores de la bomba habían sido alcanzados. Según la policía, el artefacto les explotó en las manos y los heridos ingresaron en un hospital.

Los tres palestinos trabajaban en el establecimiento y habían pernoctado en sus dependencias, práctica habitual entre una gran parte de los trabajadores árabes procedentes de los territorios ocupados para evitar los desplazamientos diarios. El acuchillamiento del policía en la principal estación de autobuses del este de Jerusalén se sumaba a otros ataques con arma blanca llevados a efecto la semana pasada. En esta ocasión el agente fue atacado sin mediar palabra y resultó herido leve en el pecho.

Los ataques contra intereses judíos se reanudaron dos días después de que el Gobierno de Isaac Shamir levantase el confinamiento de 1.700.000 árabes residentes en Gaza y Cisjordania para atajar un peligroso enfrentamiento armado entre palestinos e israelíes.

El Ejército declaró zona militar la ciudadela histórica del este de Jerusalén, donde habitan 150.000 palestinos, y ayer se intensificaron los cacheos, registros e identificaciones callejeras. La policía detuvo a un joven de 14 años con una lata' de gasolina cuando transitaba cerca del consulado norteamericano al sospechar que pudiera ser utilizada para fabricar cócteles molótov.

Mientras tanto, Isaac Shamir subrayó su oposición a colaborar in situ con la misión de la ONU que investiga los sucesos del pasado día 8 en los que murieron 18 palestinos. Afirmó que el Estado israelí nunca renunciará a la soberanía sobre Jerusalén, cuya parte Este fue arrebatada a Jordania y ocupada por las tropas israelíes durante la guerra de 1967. "Hemos mantenido una lucha de cien años para hacer realidad nuestro derecho a regresar a la patria de. siempre. Hemos superado revueltas, terrorismo, Intifada y guerras. Nada nos ha movido de nuestra posición", dijo Shamir en una reunión con judíos inmigrados de Estados Unidos.