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El general que derrocó a su consuegro

La transición paraguaya tropieza con los vicios del régimen de Stroessner

El presidente de Paraguay, general Andrés Rodríguez, conserva todavía, gran parte de la popularidad conseguida por haber derrocado, el 3 de febrero del año pasado, la dictadura de su consuegro, Alfredo Stroessner. Pero la transición a una democracia plena y la modernización de la economía y de la sociedad avanzan con dificultades, porque tropiezan con las fuerzas y vicios que marcaron el país durante casi 35 años de dictadura.

Aunque Stroessner fue derribado por un golpe militar sangriento y actualmente el dictador vegeta en su exilio en Brasilia, los analistas políticos afirman que en Paraguay no hubo ruptura democrática. Se basa esta afirmación en el hecho indiscutible de que el golpe contra Stroessner fue el resultado de los conflictos dentro de la élite del poder, más bien una revolución palaciega, y no una rebelión popular.Esto plantea continuamente en Paraguay la cuestión del alcance de los cambios experimentados en los últimos 21 meses, de si se trata de una transformación gatopardiana, un "hagamos que todo cambie, para que todo siga como está", o si el país ha entrado definitivamente por el camino de la transformación democrática de las viejas estructuras.

Las respuestas de los analistas, que proliferan en Asunción, y los políticos de oposición evocan el caso del vaso con agua hasta la mitad. Para unos, está medio lleno, y para otros, medio vacío. Según los más pesimistas en Paraguay "continúan los mismos perros con otros collares" pero nadie puede negar que se respetan las libertades, y las violaciones contra los derechos humanos se han convertido en hechos aislados.

Temas tabú

Ricardo Canese, director del Instituto Base, asegura que la apertura política es real, "hay libertad de prensa, aunque limitada. Se puede hablar con total libertad del pasado y con más cuidado del presente. Los negociados de Rodríguez y sus familiares no se pueden tocar". La opinión de Canese coincide con la de periodistas de los cuatro principales periódicos del país. Varios comentaron al enviado de este periódico que, aunque la prensa tiene libertad, funciona la censura interna, la de los propietarios, ante temas considerados tabú, sobre todo los de corrupción. En el diario Abc Color, clausurado en los últimos años de la dictadura, una redactora explica: "Nosotros denunciamos todo lo que podemos sobre la corrupción, pero no es fácil encontrar las pruebas".

La oposición liberal, que durante la campaña electoral convirtió en una bandera la idea de "destapar las ollas" y sacar a relucir la corrupción,. prefiere hoy día callar. Un dirigente opositor aseguró que las acusaciones de corrupción que circulan en Paraguay contra dos yernos de Rodríguez son "un tema dificil, en el que mejor es callar, en homenaje a la transición".

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Domingo Laíno es hoy vicepresidente del Senado. El 1 de mayo de 1989 Laíno fue el único candidato presidencial que con un 20% fue capaz de hacer una, ligera sombra al casi 75% que consiguió el general Rodríguez, candidato del Partido Colorado. Asegura Laíno que se están "destapando ollas" todos los días, pero lamenta que no se tomen medidas. Entre los ejemplos de ollas destapada enumera Laíno un gran negocio con la compra de petróleo, el cobro de cánones a prostíbulos y la adjudicación de tierras en el Chaco y la región Oriental. Como ejemplo de "tierras malhabidas" menciona Laíno las 24.000 hectáreas que se habían concedido al dictador nicaragüense Anastasio Somoza y otras dos personas de su séquito.

Con una aproximación más fría al problema, el sociólogo Carlos María Lezcano, del Grupo de Ciencias Sociales, reconoce que la corrupción "fue la ideología del régimen anterior, y eso no se puede cambiar tan fácilmente". En un análisis del régimen de Stroessner y el papel de las Fuerzas Armadas, Lezcano caracteriza al Partido Colorado como "administrador de prebendas y privilegios a cambio del mantenimiento de la cadena de lealtades", y cita a un jurista colorado que sintetizó esta idea en una frase: "La complicidad en el delito es la única que une".

El escritor Augusto Roa Bastos, la figura intelectual de más prestigio en Paraguay, se muestra "optimista a la fuerza" ante la situación actual de su país. En conversación con este periódico en Asunción, Roa Bastos afirma que su optimismo "reposa sobre observaciones sobre el terreno. Se ha tomado conciencia de la necesidad de adecuarnos al mundo contemporáneo. Otro elemento son las Fuerzas Armadas, que han tomado conciencia de esta situación. Realmente, en Paraguay no es posible volver al pasado militar. He conversado con varios y me he afirmado en la certidumbre de que son conscientes de este proceso. Pese a las anomalías que existen, hay voluntad de preservarlo".

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