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Gorbachov insta al mundo de la cultura a intervenir en política

LA VISITA DEL LÍDER SOVIÉTICO

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El presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, defendió ayer una más activa intervención de la cultura en la política, definiendo a esta última como la búsqueda del consenso entre individuos y pueblos libres, en su acto de investidura como doctor honoris causa por la universidades madrileñas Autónoma y Complutense. El acto, celebrado en el patio de los Borbones del palacio de El Pardo, residencia del jefe de Estado de la URSS durante su estancia en Madrid, debido a la incapacidad de los respectivos rectorados para determinar un lugar común, estuvo revestido, pese a ello, de todo el boato y solemnidad que suele acompañar a estos actos académicos.El coro universitario complutense interpretó el Veni creator, mientras la comitiva hacía su entrada en el recinto, encabezada por el ministro de Educación y Ciencia, Javier Solana. Entre los asistentes, figuraban el presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Tomás y Valiente, el premio Nobel de Medicina Severo Ochoa, y el ex presidente del Congreso y rector de la Universidad Carlos III de Madrid, Gregorio Peces-Barba, ataviados todos ellos con la tradicional indumentaria académica.

Tras la lectura de los respectivos discursos, emotivo en el caso del rector de la Autónoma, Cayetano López, y brillante el del rector de la Complutense, Gustavo Villapalos, ambos impusieron a Gorbachov los atributos de doctor: el título, el birrete laureado, el anillo, el libro de la ciencia y los guantes blancos. El desarrollo de la ceremonia provocó alguna situación embarazosa, ya que el líder soviético, poco acostumbrado a este tipo de rituales, se resistía a cubrir su popular cabeza con el singular sombrero, aunque por un momento acabó cediendo.

En su discurso de respuesta, Gorbachov aseguró que aceptaba las distinciones no como premio a sus méritos personales sino como "signo de reconocimiento de la importancia de la nueva política de la Unión Soviética". A continuación, se extendió en el paralelismo entre la historia de España y la de la URSS, con mención al trágico amor entre el noble ruso Resanov y la doncella española Conchita, en tiempos de la colonización de California. Menos romántica fue la comparación implícita que hizo entre el estalinismo y el franquismo, al afirmar: "Hemos sufrido en carne propia, que no en teoría, los efectos de una tiranía que valora en menos que nada la personalidad y aun la vida del individuo".

Sus últimas palabras, cargadas de optimismo, fueron para señalar que, con cierto retraso, los gobernantes han aprendido la lección de las dos guerras mundiales y que, en el umbral del siglo XXI, la política debe convertirse en la búsqueda de un consenso "que se base en el respeto a la libertad, la singularidad y la interdependencia de los pueblos". Después de que el coro universitario entonara el Gaudeamus igitur, el doctor Gorbachov abandonó el patio del palacio rodeado por sus compañeros académicos.

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