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Un nuevo escándalo político italiano se suma a los 'misterios Moro'

Juan Arias

Mientras el presidente italiano, Francesco Cossiga, sorprendió a la opinión pública de su país al elogiar sin tapujos en Londres al nuevo partido comunista de Achille Occhetto, e incluso, plantó una encina (símbolo de esta nueva formación) en Roma, el presidente del Gobierno, Giulio Andreotti, se presentó ayer ante el Parlamento para responder a un sinfin de interpelaciones sobre el nuevo misterio Moro y su decisión de depurar los servicios secretos.De nuevo, los servicios secretos italianos están en el ojo del huracán político, siempre acusados en Italia de confudir las cosas y alentar los misterios.

Por si fuera poco la polvareda levantada tras el descubrimiento de los manuscritos inéditos de Aldo Moro y, de manera especial, la forma en que han salido a la luz, otro escándalo político de grandes proporciones ha estallado en el agitado otoño italiano. Se trata de un documento sobre la llamada "operación Gladio", algo así como una superestructura secreta de la OTAN, integrada por norteamericanos, franceses e italianos, fundada en los años sesenta con la excusa de defender a Italia contra una posible agresión comunista y que actuaba almargen de la ley.

Según parece, "operación Gladio", estaba integrada por células neofascistas formadas por grupos de 500 personas y que contaba con escondites de armas y explosivos en todo el país.

Fue descubierta, hace unos pocos meses, por un juez de Venecia, pero todos los políticos habían negado su existencia hasta ahora. Todos, excepto Andreotti, quien confesó la verdad de la "operación Gladio" en agosto pasado y prometió levantar el secreto de Estado que pesaba sobre el asunto y enviar los documentos al Parlamento para que fueran sometidos al análisis de la comisión legislativa que trata sobre casos de terrorismo.

Así lo hizo el jueves pasado. Pero sólo por el breve espacio de unas horas. Poco después de que anunciase su decisión, dio marcha atrás sin ninguna explicación y pese a las protestas de la oposición, solicitó perentoriamente que le fuera devuelto el informe.

Sólo un miembro de la comisión, un diputado radical, tuvo el tiempo de echar una ojeada a los papeles. Ahora ha declarado que, dicha superestructura de la OTAN no había sido desmantelada en 1972, como afirmó Andreotti, sino que todavía bien pudiera estar intacta y en funcionamiento.

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La sospecha es que la "operación Gladio" pudo ser utilizada por los servicios secretos paralelos involucrados en la logia secreta Propaganda Dos (P-2) de Licio Gelli, en todos los escándalos y atentados aún por descifrar, que tuvieron lugar en los llamados "años de la estrategia de la tensión".

Desafortunadamente, en Italia, la mano de los servicios secretos "desleales" al Estado aparece siempre en medio de todos los misterios políticos de este país, en los atentados neofascistas, en la trama del avión derribado en Ustica, en el caso Moro, en la P-2, en los presuntos golpes de Estado y, siempre que se iniciaba una nueva fase política, así ocurrió con el tránsito al gobierno de centro-izquierda o al Gabinete denominado de "solidaridad nacional". Tampoco faltaron dichos servicios en las luchas intestinas entre bandos políticos o en el seno de un mismo partido.

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