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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Al embajador de El Salvador

Sintiéndome directamente aludido por el segundo punto de la carta de Ernesto Trigueros, embajador de El Salvador en Madrid, y usando mi derecho de réplica, le ruego tenga a bien publicar la siguiente nota.Señor embajador, a estas alturas no debe sorprenderse de la falta de credibilidad del Gobierno y ejército a los que usted representa, cuando a diario, y usted lo sabe, están violando los más mínimos derechos humanos (detenidos, torturados, desaparecidos y asesinados) como lo vienen denunciando todos los organismos internacionales de derechos humanos.

Aun cuando cierta clase de individuos nunca merecen respuesta, sin embargo, al sentirme directamente aludido en el segundo punto de su carta, publicada el pasado 25 de septiembre, por el hecho de ser el padre de la doctora Begoña García Arandigoyen, asesinada en su país el pasado día 10 de septiembre, me veo obligado a puntualizar cuanto sigue.

1. El tan cacareado "enfrentamiento militar" entre la guerrilla y el ejército nunca tuvo lugar, y ello está reconocido en un documento oficial de su Gobierno que obra en mi poder, en el que se califica la operación de "golpe de mano". Dicho documento lleva al pie de página el calificativo de "confidencial". En el mismo se da cuenta de la captura de dos fusiles (de las dos personas que protegían el hospital) como único armamento de que disponían, junto con dos cargadores y cuatro mochilas. Si tenemos en cuenta que las dos mujeres, como todo personal sanitario, llevaban mochila, pienso que a eso se reduce toda la "heroica operación militar". Falta saber quiénes son las, otras seis personas que en ese momento se encontraban con ellos en el puesto sanitario y que no tendría nada de extraño que fuesen, como en otras ocasiones, simplemente seis pacientes campesinos del lugar. Si todavía hay quien pretende hacer creer a los incautos que diez guerrilleros pretendían atacar al ejército con dos fusiles, bueno sería recordarles que la época de Viriato terminó hace muchos años. Creo que con esto queda desmontada la primera patraña, que consistía en "un terrible combate".

2. Tengo igualmente en mi poder otro documento oficial de su país, en el que se afirma rotundamente que mi hija llevaba "pantalón verde olivo" y camiseta del mismo color. Sin embargo, los doctores que han procedido a la autopsia a su llegada a Pamplona certifican que llevaba pantalón vaquero.

3. Según este señor, los disparos (que según la versión oficial fueron tres) se hicieron a larga distancia. La realidad de la autopsia da siete orificios: cadera, pierna, simétricamente en ambos codos, parte superior del esternón, cara y nuca. Y no cabe duda de que varios de ellos fueron, por su ubicación, hechos a muy corta distancia.

En cuanto a la prueba de la parafina para detectar pólvora en sus manos, es algo que no merece respuesta, pero le diré que mi hija era socorrista de Cruz Roja desde los 15 años y que, al igual que todos en mi casa, sentía total aversión a toda clase de chismes e historias bélicas, por lo que estoy seguro que jamás hubiese tocado un arma.

En cuanto a la catalogación que usted hace de mi hija como "marxista" y que otros han catalogado de auténticamente cristiana, solamente puedo decirle que si trabajar gratis (esto es algo que seguramente usted nunca ha hecho) para el humilde pueblo salvadoreño es de marxistas (o de cristianos), sepa usted que yo también me siento profundamente cristiano-marxista.

Por último, recordarle que el caso de mi hija no es un hecho aislado. En estos días he recibido la solidaridad y el cariño de otros padres a quienes el ejército de su país asesinó a sus hijos. Léase el caso de Alejandra Bravo Betancourt, médica mexicana; Gustavo Ignacio Isla Cacares, médico argentino; Madeleine Lagadec, enfermera francesa, y Jürg Weis, cooperante suizo. Curiosamente, a todas las familias se les dio la versión oficial de muerto en enfrentamiento, comprobándose en la mayoría de los casos, tras la autopsia, que fueron torturados y asesinados.-

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