Cogida del debutante Juan Carlos García
Debú sangriento. La frase parece terrorífica, y seguramente no será en absoluto exagerada, pues ha de resultar dramático presentarse ante tan severa afición como la de Las Ventas -con los nervios que produce-, torear ceñido por naturales en el centro del redondel -con el miedo que da- y sufrir dos cogidas, dos -con lo que duele- Eso le ocurrió a Juan Carlos García, de Jaén, nuevo en esta plaza, y, claro, su debú fue sangriento.Toreaba por naturales en el centro del redondel a un novillo con más trapío que cualquiera de cuantos les echan a las figuras para su mayor gloria y lucro... Tiene importancia, naturalmente. En uno de los naturales el novillo metió certero el pitón y volteó al debutante, que se levantó maltrecho y reemprendió la faena. Lo hizo como un jabato, pero en los tendidos no hacía ninguna gracia la gesta. En los tendidos, las buenas gentes le gritaban que se retirara a la enfermería. Poco después, el toro volvía a empitonar a Juan Carlos García y, a pesar de sus protestas, las-asistencias se lo llevaron en volandas.
Sorando / Puchi, Vázquez, García
Cinco novillos de Román Sorando, muy serios y con cuajo, en general manejables; 2º, sobrero de Los Bayones, con trapío de toro, flojo, noble. El Puchi, de Borox (Toledo), nuevo en esta plaza: media trasera ladeada (aplausos y salida al tercio); pinchazo hondo trasero, descabello y se acuesta el novillo (silencio); pinchazo hondo trasero ladeado, descabello -aviso con retraso-, nuevo descabello, pinchazo, otro hondo y cuatro descabellos (silencio). Javier Vázquez: estocada muy delantera (ovación y también algunos pitos cuando sale al tercio); estocada baja (palmas y también protestas cuando sale al tercio); tres pinchazos, estocada atravesada y dos descabellos (ovación). Juan Carlos García, de Jaén, nuevo en esta plaza: herido menos grave al torear de muleta a su primero. Plaza de Las Ventas, 14 de octubre. Media entrada.
"¡Fuera del palco!", coreó entonces parte del público, responsabilizando del desaguisado al presidente de la corrida. ¡Hombre, no! El presidente no era culpable. Ahora bien, como el reglamento concede al presidente facultades discrecionales, cuando un, torero está herido y pretende continuar la lidia, debería hacerle comparecer en el callejón, requerir la presencia del médico y que fuera éste quien determinara si puede seguir toreando. Ningún presidente procede así, es cierto, pero no estaría de más que al guien empezara a introducir el sentido común en determinados aspectos de la fiesta.
Entre el pelotón de banderi lleros, monosabios y matadores que rodeaban al herido, ayer cuando se retorcía de dolor en el centro del redondel, estaba otro debutante, José Rodríguez, apodado El Puchi, que les dio la espalda, aprestó el capo te y permaneció de guardia, por si se arrancaba el toro. Un detalle de torería, insólito en quien apenas torea.
El Puchi se presentó en Las Ventas habiendo toreando en dos años sólo tres novilladas, y cabría esperar, de su inexperiencia, nervios desatados e ¡m portantes lagunas lidiadoras mas ni de lo uno ni de lo otro tuvo. Antes al contrario, El Puchi toreó relajado y sacó pases de buen corte. Que no redondeara faena es cuestión distinta. Tampoco sus novillos se prestaban demasiado. Le correspondieron uno tardo y otro gazapón, y ya es sabido que los toros gazapones son muy difíciles de dominar, incluso para muleteros consumados.
El sobrero (y algún otro también) estaba inválido. Quizá fruto de su flojera, embestía a medias, se revolvía, y volteó a Javier Vázquez, que le estaba toreando muy aseadamente. Javier Vázquez, a despecho de volteretas, estuvo animoso, valiente y variado. Vulgar e inseguro en banderillas, en los restantes tercios, en cambio, tiró de repertorio e instrumentó lances de infrecuente uso. Por ejemplo, faroles de rodillas, gaoneras, largas afaroladas -eso, con el capote-, y el afarolado con la izquierda, manoletinas al estilo Bernadó rematadas con la arrucina -eso con la muleta-, además del toreo que llaman fundamental, consistente en redondos y naturales ligados al de pecho, de los que ejecutó buenas muestras en el transcurso de sus tres faenas.
Muchos espectadores acudieron a la plaza por pura afición, pues los diestros no les sonaban de nada. Algunos creían que los nombres del cartel estaban sacados del censo de pensionistas de la Seguridad Social. Y se encontraron con una interesante novillada, en la que hubo toros serios, toreros pundonorosos y un debutante empeñado en salir por la puerta grande o por la enfermería, y como de cancerbero de la puerta grande había un toro, fue y se inmoló heroicamente. Sólo por eso tiene ya ganado un puesto en esta plaza, y habrá de ocuparlo con todos los honores, en cuanto se ponga bueno.
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