El hallazgo de un documento español del siglo XVII revoluciona la historia de la arquitectura naval
El cuaderno, de 370 páginas, fue realizado por el navegante vasco Antonio Gaztañeta
Un documento de gran valor científico y cultural fechado en 1688, cuyo contenido nunca había sido analizado por especialistas, constituye la base de una investigación sobre las técnicas de construcción naval utilizadas en España entre los siglos XV y XVII, materia de la que se desconoce casi todo, según el catedrático Francisco Fernández, director del trabajo. La investigación se inició tras el hallazgo casual, en un archivo de San Sebastián, de una fotocopia del documento, cuyo original, realizado por el navegante y constructor naval Antonio Gaztañeta, conserva en Madrid el escritor José María de Areilza.
Arte de fabricar Reales. Ejecución de la capitana Real, almirante Real y otros bajeles de guerra y marchantes es el título del trabajo firmado por Antonio Gaztañeta en 1688, un manuscrito de 370 páginas que "constituye", en opinión de Fernández, "el primer intento de esquematizar, de normalizar las técnicas de construcción naval y de recoger las experiencias de los principales maestros de la época". Gaztañeta, que escribió su cuaderno después visitar los astilleros más importantes del litoral peninsular, Francia y Holanda, entre otros países -agrega el catedrático-, "se adelantó en casi 100 años a Jorge Juan [científico y marino que introdujo en España y mejoró los métodos de coñstrucción de navíos utilizados en Gran Bretaña]".El gran valor científico que se atribuye al documento elaborado por Gaztañeta obedece, según afirma Fernández, a que, "además de describir con notable precisión las técnicas constructivas utilizadas en la época, aporta las claves para interpretar otros testimonios anteriores, redactados a veces en términos cuyo significado sólo ahora es posible aclarar. En otras palabras, el cuaderno de Gaztañeta ha permitido profundizar, retrocediendo en el tiempo, en los escasos conocimientos que se tenía, y de hecho todavía se tiene, de cómo se construían los barcos en los dos siglos anteriores".
A esta falta de información se debe, por ejemplo, que las réplicas de las tres naves del Descubrimiento, botadas recientemente por el V Centenario, no puedan ser consideradas, en puridad científica, como tales réplicas, ya que su similitud con las comandadas en su día por Colón no va más allá de una incierta coincidencia en las formas exteriores. El corazón de las nuevas Santa María, Pinta y Niña, es decir, su estructura, ha sido realizada con las técnicas y sistemas que se utilizan actualmente en la construcción de barcos de madera. Gaztañeta, que lo fue todo en el mar, realizó su cuaderno en Colindres (Santander), donde entre 1681 y 1690 se construyó, junto a otros bajeles, la capitana real Nuestra Señora de la Concepción y de las Ánimas, "el último gran barco realizado a la española", en opinión de Fernández.
El contenido del cuaderno puede resumirse, a juicio del responsable de la investigación, en tres grandes apartados, dos de ellos eminentemente técnicos y un tercero en el que el autor aborda, entre otras cuestiones, el modo de cortar las maderas y de palmear -forma de elegir los árboles en el bosque-; revela las fórmulas para fabricar tintes de distintos colores y detalla, en ocasiones con notable extensión, recetas de cocina, letras de canciones, jaculatorias y hasta un sorprendente "tratado de confesión para enseñar a los mozos", de cuyo contenido se desprende que las únicas faltas que contaban eran las relacionadas con el sexto mandamiento. En su vertiente técnica, el cuaderno detalla el proceso de colocación de las distintas piezas y, en una descripción ordenada a modo de fichas, da cuenta de sus medidas y de cómo se construía cada una de ellas.
El ingenio de Gaztañeta, que nació en 1656 en Motrico (Guipúzcoa) y murió en 1728 en Madrid, "revolucionó la construcción naval española, aplicando una técnica reconocida con posterioridad en toda Europa", se ñala Fernández, aunque su primer gran barco, el galeón El Salvador, cuya construcción se inició en 1702 en Bilbao, no llegó a navegar por falta de dinero.
La investigación propiciada por la localización del cuaderno de Gaztañeta -patrocinada por la Sociedad Estatal para el V Centenario- se inició como consecuencia de un hecho fortuito. Varios miembros del equipo que dirige el catedrático Fernández, en el que figuran cinco alumnos de la Escuela de Ingenieros Navales de la Universidad Politécnica de Madrid, hallaron una fotocopia del documento mientras realizaban un estudio sobre la construcción de traineras en el archivo de la Sociedad de Oceanografía de Guipúzcoa, en San Sebastián. Tras un primer análisis, en el que ya advirtieron la importancia científica del documento, localizaron al depositario del original, el escritor José María de Areilza, quien, además de facilitar una nueva cópia, accedió a colaborar con el equipo investigador en calidad de asesor.
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