El Príncipe considera "un deber" su viaje al Golfo
M. GONZÁLEZ ENVIADO ESPECIAL El príncipe de Asturías, Felipe de Borbón, declaró ayer en la cubierta de la fragata Santa María, atracada en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), que constituye para él "un honor y verdaderamente un deber realizar esta visita, que decidió Su Majestad el Rey, junto con el presidente de¡ Gobierno". En una declaración informa¡, pero en absoluto improvisada, el heredero de la Corona española señaló que el objetivo de su viaje al golfo Pérsico era Nevar su "solidaridad" a las dotaciones de los tres buques enviados a la zona.
"Creo que Su Majestad el Rey", aseguró el Príncipe, "sería el primero en querer venir aquí a ver a estos hombres y estas unidades, pero las circunstancias no lo permiten, y por eso me siento agraciado con esta oportunidad de realizar la visita".Con palabras cordiales a la vez que contundentes, Felipe de Borbón salió al paso, de forma implícita, a las críticas dirigidas en las últimas semanas a la Casa Real por algunos medios que sugirieron la posibilidad de que el heredero se alistara, como hizo el príncipe brítánico Andrés durante la guerra de las Malvinas, aunque la familia real suspendiera sus vacaciones. a causa del conflicto. Durante su breve declaración, el Príncipe subrayó también, como ha hecho el Gobierno, que los barcos españoles llevan una misión "no bélica", y expresó su confianza en que "las circunstancias se desarrollen pacíficamente" y se pueda ver a las unidades "en casa pronto".
A las nueve de la mañana, hora local (tres horas menos en España), el Príncipe, junto con el ministro de Defensa,-Narcís Serra, y el jefe de la cúpula militar, almirante Gonzalo Rodríguez Martín-Granizo, llegó al puerto de Abu Dabi en una limusina cedida por el Gobierno de los Emiratos, que dotó también a la comitiva de ocho Mercedes y una protección militar apabullante, con jeeps con artillería ligera y numerosos hombres armados.
Tras los cinco vivas a Espafía de rigor, con los 221 marineros formados a estribor, el Príncipe, con uniforme de alférez de navío, inició una visita de hora y media con una temperatura de más de 40 grados y una humedad superior al 90%. El capitán de navío Francisco Rapallo, jefe de la flotilla española, y el comandante de la Santa María, Antonio Zarco, le mostraron las dependencias de la nave y le presentaron uno por uno a todos sus tripulantes. Algunos de los oficiales ya le eran conocidos de su paso por la Escuela Naval de Marín (Pontevedra), incluso uno perteneció a su misma promoción y otro a la anterior.
Los marineros, sobre todo los de servicio militar obligatorio, más de 70, no ocultaban su impaciencia por volver a casa cuanto antes y olvidar tan imprevista aventura. Los oficiales, por el contrario, se mostraban más molestos por las. noticias aparecidas en la prensa que cuestionaban la eficacia y preparación de las dotaciones. Pese a operar en la zona más caliente del dispositivo naval, el estrecho de Ormuz, la Santa María sólo ha efectuado una inspección in situ y sus efectivos se han visto libre de enfermedades y accidentes, lo que no evita que, tras casi mes y medio de travesía, empiece a acusarse el cansancio. Narcís Serra alivió a muchos marineros reiterándo les que a finales de octubre o principios de noviembre serán relevados, y el almirante Martín-Granizo confirmó que serán la fragata Numancia y las corbe tas Diana e Infanta Cristina las que sustituyan a los tres barcos españoles en la región.
Los mayores problemas su fridos hasta ahora por la Santa María se han relacionado con su sistema Meroka de defensa cercana contra mísiles, que los técnicos enviados por la empresa Bazán no han conseguido poner totalmente a punto. Un teniente de navío admitía la persistencia de estos problemas, debido a la precipitación con que se modernizó el sístema antes de la salida de Rota (Cádiz), y afirmó: "Si uno tiene buenos delanteros, medios y defensa no importa tanto que el portero no esté en forma".
Tras la visita a la fragata, Felipe de Borbón fue recibido por el príncipe heredero de los Emiratos, jeque Kalífa, y el emir Zayed Bin Sultan. Durante la audiencia con éste, celebrada en su palacio, tan lujoso como protegido, el emir, que se reunió con el Rey de España en 1978 y 1981, elogió al Príncipe las cualidades de su padre y dijo que será digno.sucesor del mismo.
Serra se desplazó a Dubai, a unos 150 kilómetros, para entrevistarse con su homólogo, Mohamed Bin Rashid, y asegurar el apoyo logístico de los Emiratos a la fragata. Por la tarde estaba previsto un encuentro con la colonia española, formada por un centenar de personas.
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