La alternativa 'mólotov'
Jóvenes 'incontrolados' afines a ETA multiplican sus acciones de sabotaje en el País Vasco
El incremento de los ataques y sabotajes de grupos adscritos a la izquierda radical independentista ha llegado a preocupar a las fuerzas policiales del País Vasco. Además de provocar pérdidas materiales que pueden cifrarse en varios miles de millones de pesetas, estos grupos, teóricamente incontrolados, parecen haber iniciado una campaña coordinada cuyo objetivo fundamental es la autovía Guipúzcoa-Navarra. Los cuerpos de seguridad se ven impotentes para atajar unos atentados cuyos autores, salvo raras excepciones, actúan en la impunidad.
La quema de vehículos de transporte público ha adquirido en Euskadi caracteres de costumbre. Trenes y autobuses son abordados, desalojados y reducidos a cenizas por los más variados motivos, de cariz político las más de las veces. Este furor incendiario se extendió hace seis años a los automóviles con matrícula francesa en tránsito por el País Vasco, y más recientemente a los bancos y empresas constructoras relacionados con la autovía Navarra-Guipúzcoa. En los últimos cinco años las pérdidas superan con creces los 2.000 millones de pesetas solamente en el sector del transporte público.Un reciente informe interno de la Ertzaintza constata el incremento "cuantitativo y cualitativo" en las acciones incontroladas contra estas obras a partir de agosto de este año. La policía autonómica cree ver en los ataques una campaña coordinada y planificada, y estima entre 700 y 800 millones de pesetas el coste de los daños ocasionados a'10 constructoras y cinco bancos desde que el pasado 25 de junio se registrara el primer incidente.Las detenciones de los incontrolados son algo excepcional, y el propio ministro de Interior ha reconocido implícitamente la impotencia de la policía al mostrar en el Congreso su confianza en que algún día sea la ciudadanía vasca la que se ocupe de "correr a gorrazos" a los alborotadores.
Para Daniel Vega, gobernador civil de Vizcaya, "está claro que los autores de los desmanes son personas del entorno de Jarrai [organización juvenil de la Koordinadora Abertzale Sozialista, KAS] y Herri Batasuna". Vega piensa que estos atentados callejeros "son las prácticas para un paso posterior" en dirección a ETA y subraya el hecho de que "se constituyen pequeños grupos de cuatro o cinco encapuchados que tienen cientos de objetivos a su alcance". "En algún caso", añade Vega, "son auténticos comandos, con la estructura del talde (grupo) de ETA y utilizando escondites para el material incendiario".
A pesar de todo, existen precedentes de desarticulación, y condena de grupos. La Audiencia Nacional impuso penas de seis años de prisión, reducidas a un año en el caso de dos menores de edad, a cinco militantes de Jarrai en febrero de este año. Habían sido detenidos por la Guardia Civil en noviembre de 1988 en Durango (Vizcaya), acusados de atentar contra empresas de capital francés, sucursales bancarias, transportes públicos y automóviles con matrícula francesa.
Punto de inflexión
Esta sentencia significó, según fuentes de la Ertzaintza, un "punto de inflexión" en este tipo de atentados. Las reivindícaciones en nombre de organismos diversos y fantasmales pasaron a ser anónimas. Los medios empleados, artefactos muy rudimentarios y materiales de fácil adquisición, parecen responder al intento de evitar acusaciones de terrorismo o pertenencia a banda armada.Un oficial de la Ertzaintza afirma que no se puede hablar de un organigrama con un vértice desde el que se ordenan los atentados. "Pero son grupos organizados", señala, "con objetivos comunes a ETA y que siguen las consignas de KAS, que considera su vanguardia dirigente a esta organización armada".
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