_
_
_
_

¿Qué puso Panorámix en la marmita?

Astérix. acusado de fomentar la violencia y las drogas

Jacinto Antón

La Cizaña era aquel personajillo verdoso que en uno de los álbumes más logrados de Las aventuras de Astérix sacaba a relucir los defectos de los habitantes de la aldea gala. Un papel similar ha desempeñado estos días en el mundo real el editor alemán Hans Gamber, que ha presentado una denuncia contra Astérix y el dibujante Albert Uderzo por fomentar la violencia, el alcohol y el consumo de drogas. La denuncia, pese a ser producto de una polémica personal -Gamber había sido denunciado previamente por Uderzo como autor de una parodia de Astérix-,evidencia que ni los tebeos aparentemente más inocuos están libres de sospecha.

Es verdad que la demanda de censura y retirada del mercado de álbumes de Astérix, presen tada ante el Ministerio federal alemán para la Familia y la Infancia, suena a ocurrencia y a venganza personal. Así lo ha reconocido el propio demandante, Hans Gamber, responsable de la edición en Alemania de la parodia Alcoholix, cuyo solo nombre ya evidencia por dónde van los tiros. Pero, puestos a reflexionar, ¿no es verdad que la violencia, en forma de tortazos a los romanos, abunda en las viñetas de Astérix? ¿No es cierto que los galos, aparte de su campechanía, hacen gala de unos notables xenofobia y chovinismo? ¿No están, ciertamente, enganchados a la poción mágica? ¿Y qué hay de la gula, vicio del que se olvida de acusarles el editor Gamber?Poner la lupa sobre la aldeí ta gala sirve para abrir estos y otros interrogantes. La opinión de los expertos es que lo verdaderamente ingenuo no es Astérix, sino pensar que Astérix es inofensivo, en el sentido de que no vehicúla una visión del mundo cargada de elementos cuando menos problemáticos.

No es nada nuevo señalar el contenido sádico de clásicos de los dibujos infantiles como el Pato Donald o Tom y Jerry, para no hablar de la salvaje violencia de los cartoons del otro pato Lucas, o del Correcaminos. El amable Lucky Luke fuma como un carretero -en su traslación a la pantalla el vaquero vio transformada su eterna colilla en una brizna de hierba- Terenci Moix subrayó en su mo ment,p cómo El Capitán Trueno o El, guerrero del antifaz evidenciaban pulsiones masoquistas (¡esas mazmorras y esas torturas!)... Y qué decir del racismo subyacente en Tintín, del alcoholismo del capitán Haddock o de la extraña vida sexual de los Pitufos, que sólo cuentan con una Pitufa para todos..."Desde luego que los galos practican una violencia gratuita: están ansiosos por machacar a sus enemigos y se reparten las víctimas", medita Felipe Borrayo, director de la editorial Makoki. Borrayo, inmerso en la polémica por el tebeo Hitler=SS, editado por su empresa, está encantado con la ocurrencia de Gamber. "Puestos a observar con detalle, no se salvaría nadie", prosigue, "ahora los niños leen mucho las historietas Casacas azules, que publica Grijalbo; ahí se presentan luchas de la caballería norteamericana contra los indios en la línea de Soldado azul. últimamente me ha impresionado una aventura en la que se despanzurraban bisontes con cartuchos de dinamita. El trazo angelical de estos y otros dibujos hace que nadie se plantee su virulencia. En realidad, desde El Capitán Trueno o Roberto Alcázar y Pedrín, las cosas no han cambiado mucho, e incluso creo que se han agravado".

Ex combatiente de Vietnam

"En nuestros comies, los de Makokí', señala Borrayo, "advertimos que son sólo para adultos, pero entre el material expresamente para niños y adolescentes que puede comprarse hoy en cualquier quiosco hay cosas tan bestias como El castigador, de la Marvel, publicado en España por Forum (división de cornics de Planeta). Esa historieta presenta a un ex combatiente de Vietnam que actúa contra el crimen al margen de la ley. Ahí está también el exitoso comic japonés Akira (editado por Ediciones B), con armas modernas manejadas por los protagonistas, que sonniños...".

"Encontrarle cosas así a Astérix es demencial", dijo sobre la denuncia de Gamber una portavoz de editorial Grijalbo, editora en España de los álbumes del personaje. "Es la primera vez que oímos algo parecido. La lucha de Astérix y sus amigos es como la de los niños infantil y sin mayor importancia que una riña de patio de colegio. Además, los galos no fuman y no hay sexo".

"Es cierto que la fascinación por las armas y las artes marciales es muy corriente hoy en el mundo del comic y que eso es más grave que la pornografia", señala por su parte Joan Navarro, director del Salón del Comic de Barcelona y responsable de la editorial Complot. "He visto el filme Akira, basado en el comic, y su violencia es espeluznante. El caso es que en España tenemos 60 colecciones de superhéroes que se ponen en los quioscos sin más reflexión previa que su comercialidad. El tema de la denuncia contra Astérix me parece una buena excusa para que los profesionales hagamos una autorreflexión. Pero al mismo tiempo me preocupa su posible efecto bumerán. El mundo del comic ha sufrido mucho en España y está demostrado que cualquier tipo de normativa acaba coartando la libertad de expresión".

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_