_
_
_
_
NACE LA NUEVA ALEMANIA

Los alemanes despiertan con resaca en un nuevo país

Los alemanes se despertaron ayer en un nuevo país, más extenso, más poblado y, también, más problemático. Millones de personas celebraron la gran noche de la unidad, especialmente en Berlín. La temida violencia de grupos radicales, tanto de extrema derecha como anarquistas y de izquierdas, hizo sólo una tímida aparición y fue rápidamente controlada.

Más información
El primer día de la unidad
Consejo Atlántico de la OTAN para celebrar la unidad
Brindis por Alemania
Demasiado grande y poderosa
Acuerdo soviético-norteamericano sobre desarme convencional en Europa

Ayer, nueva fiesta nacional de Alemania, siguieron celebrándose los actos oficiales de la unificación, una misa ecuménica en la Marienkiche y la ceremonia oficial en la sede de la Filarmónica de Berlín.Durante toda la jornada, en la que la naturaleza quiso hacer un regalo especial a los berlineses para celebrar la unidad en forma de un tiempo espléndido, el viejo centro de la antigua capital prusiana permaneció lleno de decenas de miles de personas que paseaban entre los innumerables escenarios, puestos de bebida y comida, o fotografiaban a sus hijos sentados en el regazo de las estatuas de Marx y Engels, en cuyo pedestal un anónimo idealista había escrito: "Somos inocentes".

Durante la solemne ceremonia celebrada en la Filarmónica, el presidente alemán, Richard von Weizsácker; la presidentadel Parlamento, Rita Süssmuth, y el alcalde de Berlín, WalterMomper, insistieron en sus discursos en los mismos puntos que se han convertido en una cantinela conforme se acercaba la unidad alemana. La nueva Alemania no ejercerá de superpotencia, Europa sigue siendo prioritaria y la nueva sociedad germana debe cultivar las labores de la tolerancia y desterrar cualquier atisbo de racismo o xenofobia.Balance aceptable

El balance de la noche de la unidad fue bastante aceptable en cuanto a los incidentes violentos. El impresionante despliegue policial, pero asimismo el ambiente pacífico y relajado de la fiesta, impidió que se hicieran realidad los temores de los berlineses, a quienes habían conseguido preoéupar las bravatas de los grupos anarquistas y de extrema derecha. Cerca de un centenar de personas, sin embargo, fueron detenidas en el barrio de Kreuzberg, donde grupos de anarquistas y kaoten se enfrentaron a la policía con cócteles molotov, piedras y objetos contundentes. Elementos neonazis hicieron también su aparición en algunas ciudades del que fuera territorio de Alemania Orienta¡, concretamente en Leipzig, Schwerin, Magdeburgo y Halle.

También, en Francfort, grupos de anarquistas rompieron cristales y causaron destrozos en las sedes de los más importantes barrios alemanes. Pero, en general, el ambiente fue mucho más tranquilo y relajado que, por ejemplo, el pasado verano, cuando la RFA ganó el Campeonato Mundial de Fútbol. Los descontentos por la unificación organizaron ayer por la tarde en Berlín una manifestación que partía del barrio de Kreuzberg.

La noticia de ayer, sin embargo, era la supuesta huida a la Unión Soviética del que fuera jefe de los servicios de inteligencia del desaparecido régimen comunista. El mítico Markus Misha Wolf parece haber decidido no quedarse a esperar si las autoridades de Bonn, ahora que controlan también el que era su país, optaban o no por detenerlo y aplicaban o no la amnistía. Los rumores sobre el destino de Wolf y de otros de los elementos más. importantes de los implacables servicios secretos de la RDA, como Günter Guillaume, el hombre que hizo caer al canciller Willy Brandt, habían sido numerosos en las últimas semanas, coincidiendo con la polémica sobre el destino de los seis, millones de actas de la policía política, la odiada Stas¡. Muchas de estas actas contienen información confidencial sobre políticos occidentales, una de las armas preferidas por el antiguo régimen en su lucha contra el capitalismo. En Bonn, aseguran algunas fuentes, existe mucha gente interesada en que no.se hagan públicas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_