Calma chicha en el 'ruedo'
El realojo de chabolistas en el edificio de la M-30 no ha aumentado la conflictividad del barrio
No llegó la sangre al río. Después de dos meses y medio de estancia de los antiguos habitantes de las infraviviendas del Pozo del Huevo en los pisos y dúplex del mastodóntico inmueble con vistas a la M-30, diseñado por el arquitecto. Francisco Sáenz de Oiza, las apocalípticas profecías de algunos de los vecinos de la zona no se han cumplido. Lejos del espectacular aumento de la inseguridad que auguraban los opositores al realojo, los juegos infantiles y el trajín de amas de casa son los únicos cambios apreciables en esta tranquila zona residencial desde la llegada de los nuevos inquilinos.
La Asociación de Vecinos La Estrella, organizadora de una pertinaz campaña en contra del realojo, incluso ha eliminado de sus objetivos esta protesta, y algunos comerciantes reconocen haber obtenido sustanciosos beneficios por el aumento de su clientela.Habitada más de la mitad de los pisos del polémico ruedo -han llegado ya 180 de las 346 familias que fijarán allí su residencia-, todo sigue más o menos igual en el barrio de Moratalaz y en el de la Estrella, prácticamente equidistantes del gigantesco inmueble. Los dos colectivos vecinales que se pronunciaron expresamente a favor y en contra del realojo de los chabolistas del Pozo del Huevo han seguido derroteros dispares desde que la llegada de estas familias fue un hecho con,sumado, el pasado mes de julio.
Mientras que la Asociación de Vecinos de Moratalaz, favorable desde el principio a la venida de nuevos residentes, se muestra "satisfecha de que el tiempo haya demostrado que estas familias no iban a acabar con la tranquilidad del barrio", según comenta su portavoz, Eva Tejedor, la autodenominada Asociación La Estrella, organizadora de las movilizaciones contra el realojo, se ha desligado de esta protesta, según confirma uno de sus antiguos miembros. "Están aquí, ya no tiene remedio, y tratamos de llevarlo lo mejor posible", añade esta persona, que reconoció no haber notado ningún cambio en la vida cotidiana del barrio después de que se produjera el realojo.
Estadísticas policiales
Las estadísticas policiales confirman esta impresión. Según un portavoz oficial de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, la llegada de los nuevos inquilinos no se ha traducido en un aumento de la conflictividad o de la ínseguridad de la zona. El número de denuncias, delitos, y detenidos en Moratalaz, un barrio calificado como no especialmente difícil por la policía, se ha mantenido en los mismos niveles que antes de que se llevara a cabo el realojo.
"No se han registrado,al menos con intermediación policial ni siquiera riñas entre inquilinos o de éstos con otros vecinos de la zona; casi se puede decir que la tranquilidad de este barrio ha aumentado desde la toma de posesión de estas viviendas sociales, ya que se han dejado de producir las manifestaciones vecinales en contra del realojo de chabolistas que organizaban semanalmente algunos residentes en los alrededores del edificio, con el consiguíente impacto negativo en el tráfico", comenta el portavoz policial.
La normalidad ha continuado también en los centros comerciales de la zona. Al menos así lo reconoce el responsable de los servicios generales de Alcampo, Luis Cabrera, quien afirma que han aumentado notablemente los clientes de los almacenes, los más cercanos al edificio de vivendas sociales, desde que comenzó el realojo, pero no se ha incrementado el número de robos. "Se ha notado un número mayor de las típicas travesuras de los niños, que ahora nos visitan en mayor cantidad, pero no ha sido preciso incrementar la vigilancia", añadió.
Cuatro colegios públicos: Sainz de Vicuña, Pasamonte, Francisco de Luis, Inmemorial, del Rey, y dos centros privados concertados: Nuestra Señora de Moratalaz y San Martín, han acogido a los numerosos niños recién llegados al barrio. A pesar de los pocos días lectivos que han transcurrido desde el inicio del curso, no se han producido casos de rechazo o dificultades de convivencia entre estos chavales y el resto de los alumnos y sus padres.
"Se hizo un estudio previo de las condiciones sociológicas, familiares y académicas de los niños en edad escolar que iban a ser trasladados a estos colegios, y se realizó el reparto de alumnos en virtud de los resultados de esta investigación, por lo que no creo que se presenten problemas de convivencia, aunque aún es pronto para predecirlo", afirma Fulgencio Álvarez, director del colegio Sainz de Vicuña.
De distinta opinión son algunos vecinos del barrio, que sin denunciar problemas ni casos concretos se refieren a "un aumento de la intranquilidad de los paseantes del barrio" desde que llegaron los antiguos chabolistas. Éstos, por su parte, olvidados ya los primeros episodios de insultos que dicen haber sufrido por parte de algunas personas de la zona al principio de su estancia, tratan ahora de acostumbrarse a la amplitud de sus pisos, que ya les están dando los primeros disgustos. Pasada la euforia de los primeros momentos, tras su llegada, recién venidos del Pozo, han de ocuparse ahora de los grifos rotos, de las persianas que están estropeadas o incluso del incendio de una de las viviendas.
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