Espartaquismo

El espartaquismo, cunde. El torero, ciertamente, lo fomenta. Dicen que hace embestir incluso a algún armario de luna que otro. Es probable. Él tiene su sitio de torear, sin cruzarse, arqueando la figura, dejando espacio entre el toro y él, y le da resultado. Imanta los toros. Y, como sonríe y, frecuentemente, tanto Sobrino como Ecijano, sus banderilleros, le instan a que lo vaya dejando y el torero les manda callar con enérgico ademán, pues todo contribuye, ciaro,que sí, para que el asunto se caliente y, tras el espadazo, casi siempre a uno por toro, lleguen las orejas a sus manos. En ese plan estuvo en Salamanca, con ese plan venció y santas pascuas. Aquí se le ha visto delante de toros que tenían usía y pedían el carné de torero, estar como un verdadero tío. Por eso, quizá, ante él descaste, la sosería y, en el mejor de los casos, la extrema bondad, dice menos.Manzanares bordó el toreo en el primero, con la suavidad y el buen gusto que le caracterizan. En el cuarto, sin embargo, parece que hubo un breve diálogo entre toro y torero. ¿Hacemos por entendernos?, dijo el torero; "Lo que usted mande, rnaestro", contestó el toro. "No me veo con ganas", concluyó el espada. Y como el toro andaba destemplado y escarbando, se lo quitó de encima sin más ceremonia.

Rafi Camino, hará bien en llamarse Rafel y no Rafi. Ha madurado horrores, está valiente, hace cosas de torero, saca buen gusto en más de una ocasión y caminó ayer en Salamanca dejando a la gente con la sensación de que el día menos pensado la arma. En su primero, una magnífica muestra de descaste, estuvo valiente, y en el sexto, gazapón, que embestía al paso y había que tragarle tela, expuso decidido y nadando contracorriente, porque estaba claro que allí no había nada que hacer.

La torería de Manzanares en su primero, el tirón popular de Espartaco y el firme paso que muestra Camino son, toreramente hablando, la síntesis del festejo. En lo taurino, tristeza. En una línea de aburrido descaste, ha habido mansos preclaros, que tuvieron que ser banderilleados con las negras, como el tercero. Se salvó, pero es igual, porque sigue siendo tan mulo muerto como lo fue vivo.