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Pánico en Florida tras la muerte por sida de un dentista en ejercicio de la profesión

La muerte de un dentista de Florida que padecía sida, y el hallazgo del virus en la sangre de una de sus pacientes, Kimberly Bergalis, ha originado el pánico en la ciudad de West Palm Beach, donde residen centenares de personas que fueron atendidas por el fallecido.

El drama se inició la pasada semana cuando uno de los periódicos locales publicó una carta póstuma del doctor David J. Acer a sus pacientes. El dentista se mostró convencido de que no había transmitido su sida a ninguno de sus clientes, pero les recomendaba que se efectuaran análisis. La carta apareció publicada el mismo día que una de sus pacientes declaró que sufría la enfermedad y que estaba plenamente convencida de que la había contraído en la consulta de Acer.Unos 200 pacientes del doctor Acer han sido ya analizados, mientras las autoridades sanitarias de West Palm Beach no cesan de recibir llamadas de personas angustiadas solicitando información sobre los controles sanitarios que se recomiendan en estos casos.

La abogada del doctor Acer ha declarado que el dentista falleció el pasado día 2, mientras. Kimberly Bergalis, la joven de 22 años que sufre la enfermedad, ha reclamado que las autoridades sanitarias prohíban el ejercicio a los médicos que tienen el virus. Bergalis declaró: "De lo contrario, seguiremos sufriendo un gran peligro y una terrible injusticia". Su madre se ha expresado con más contundencia. "Estoy muy enfadada con lo que ha pasado, pero mucho más con los que han permitido que esto sucediera".

Desde julio

Ahora ha trascendido que el caso del dentista de West Palm Beach fue descubierto el pasado mes de julio. El Centro de Control de Enfermedades (CCE) descubrió que Bergalis, aparentemente, había sufrido el contagio durante una extracción dental en 1987, a pesar de que el dentista llevaba una mascarilla y efectuó la operación con guantes, siguiendo las normas del CCE.Hace dos semanas, Bergalis interpuso una denuncia contra el dentista, que se hallaba ya en el lecho de la muerte pero con las fuerzas suficientes para alertar a sus pacientes a través de una carta que se publicó cuando ya había fallecido.

La carta se iniciaba con el siguiente texto: "Soy el doctor David J. Acer y tengo el sida". El dentista explicaba que había seguido las normas de la CCE y que no creía que había transmitido el sida a sus pacientes, pero, entendiendo que estuvieran preopupados por su salud, les recomendaba que se realizaran el análisis. "Infectar a alguien con esta enfermedad es algo contrario a lo que siempre pretendí", terminaba explicando la carta.

Las autoridades sanitarias de Florida han resaltado el "cambio de mentalidad" de los norteamericanos. "Hace cinco años se hubiera producido una avalancha de histéricos; hoy la reacción de la gente es mucho más controlada, y eso es lo más positivo de este caso", ha explicado Thomas Liberti, el responsable de un programa estatal de sida.

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