Iberia exige la condonación de la deuda de Aerolíneas como paso previo para la compra
El Gobierno argentino y los representantes del grupo que encabezan Iberia y la compañía de cabotaje Cielos del Sur tendían ayer, dólar a dólar, el puente de billetes necesario para salvar el abismo que separa todavía el traspaso de la empresa Aerolíneas Argentinas a los únicos interesados que se presentaron al concurso público.
El presidente Carlos Menem, que pidió ayuda personalmente a Felipe González para que las empresas españolas participen de las ofertas de final de siglo que están en el escaparate del Estado argentino, se encuentra ahora en medio del campo de batalla y corre de una trinchera a otra para evitar el fracaso de una operación que puede poner en peligro el futuro de todo el plan de privatizaciones. Los grupos españoles integran los consorcios apuntados a las áreas petroleras, corredores de ferrocarril, petroquímicas y empresas de servicios. Por su parte, Telefónica debe hacerse cargo el 8 de octubre de Entel.Menem ha confirmado en su cargo al ministro de Obras y Servicios Públicos, José Dromi, y le ordenó que continúe con el trámite de traspasos, pero al mismo tiempo advirtió que el Gobierno argentino "no aceptará" que se hipotequen los aviones de Aerolíneas para pagar la primera cuota de la compra, tal como lo propone Iberia.
El anuncio oficial de que el grupo comprador ofrecía una carta de crédito a cambio de los 130 millones de dólares en billetes que debía pagar el pasado 21 de agosto, hizo estallar el conflicto. El representante de Iberia fue terminante: "No podemos correr el riesgo de que un avión toque tierra en Estados Unidos y lo embarguen, el dinero no aparecerá hasta que el Gobierno argentino no consiga la dispensa de los bancos acreedores. Aerolíneas es una empresa hipotecada".
Emilio Fluixa, jefe de asesores del ministro Dromi, admitió que así son las cosas: "Ellos quieren vender seis aviones a una compañía extranjera y al mismo tiempo alquilarlos, es una operación lícita y no podemos prohibirla. Con ese dinero pagan lo que han prometido. Pero, mientras tanto, ofrecen una carta de crédito y luego del traspaso disponen de 72 horas para cancelarla. Esto es lo que trataremos de solucionar".
En realidad, ninguna de las dos partes ha cumplido con sus obligaciones. El Gobierno argentino sólo reunió el 30% de las "dispensas" que necesita de los acreedores -a los que ofreció la empresa como garantía de antiguos préstamos- para poder venderla ahora. Esos bancos quieren, naturalmente, una compensación. Por esa causa el grupo comprador se excusa de no haber pagado la primera cuota.
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