Irán quiere la paz con Irak, pero sin apoyar a Sadam
JAVIER VALENZUELA ENVIADO ESPECIAL, El ministro de Asuntos Exteriores iraquí, Tarek Aziz, efectuó ayer un viaje de negocios a Irán. Los iraníes escucharon con fría cortesía las propuestas de Sadam Husein, el hombre que durante una década fue su mortal enemigo, y, especialistas en el arte del regateo de bazar, se aprestaron a sacarle el mejor partido. Irán está dispuesto a fumar la pipa de la paz en su querella particular con Irak, pero no a seguir a Sadam Husein en su actual aventura. Hace ya algún tiempo que para la República Islámica de Irán terminó el periodo revolucionario fundacional.
Con el pragmático hoyatoleslam Hachemi Rafsanyani al frente, los iraníes están ahora construyendo un Estado, y en esa tarea, la cabeza tiene más peso que el corazón. Como ya han proclamado, los iraníes son neutrales en el conflicto del Golfo, o, lo que es lo mismo, actúan conforme a sus intereses nacionales.Cuando hace un par de semanas Tarik Aziz se ofreció para viajar a Teherán y discutir acerca del modo de convertir en una paz definitiva entre Irak e Irán el alto el fuego de agosto de 1988, los iraníes encontraron razonable la propuesta. En la mañana de ayer, cuando Bush y Gorbachov habían comenzado en Helsinki sus discusiones sobre el Golfo, Aziz, uno de los pocos hombres en que Sadam Husein tiene confianza, pisó el suelo del aeropuerto teheraní de Mehrabad.
La reunión entre los ministros de Exteriores de Irak e Irán, los dos países que en los últimos años han despertado los fantasmas antimusulmanes de Occidente, no tuvo ni una milésima parte del calor del abrazo entre los presidentes norteamericano y soviético. Tras ocho años de guerra y un millón de muertos y heridos entre ambos bandos, el horno no estaba para bollos.
Retraso intencionado
Para recordarlo, el ministro iraní, Alí Akbar Velayati, llegó 10 minutos tarde a su encuentro con Aziz en el aeropuerto de Mehrabad, bombardeado por la Aviación iraquí en el comienzo de la guerra del Golfo, hace 10 años. Ambos hombres estrecharon sus manos y abandonaron inmediatamente el lugar sin que hubiera interpretación de himnos nacionales. Sólo la bandera iraní ondeaba en el aeropuerto.
En la carretera entre Mehrabad y Teherán, Aziz era esperado tan sólo por centenares de policías. Eso sí, los iraníes habían borrado días atrás las caricaturas que durante años mostraban en ese camino a Sadam Husein como un Drácula con los colmillos ensangrentados o una marioneta de Estados Unidos arrojando bombas a niños iraníes.
Irna, la agencia oficial iraní de noticias, había informado que la visita de Aziz -la primera de un dirigente iraquí a la República Islámica desde la revolución jomeinista de 1979- se efectuaba a petición de éste y tendría un día de duración. El viaje de Aziz era la consecuencia de la aceptación, el pasado mes, por Sadam Husein de todas las exigencias iraníes para cerrar formalmente la guerra que entre 1980 y 1988 enfrentó a los dos países.
En lo concerniente a la redacción y firma de un tratado de paz entre Irán e Irak, el periódico teheraní Yumuri Islami afirmó ayer que Aziz volvería de Teherán con las "manos llenas". En una carta enviada a Rafsanyani, Sadam Husein aceptó hace unas semanas ratificar el tratado fronterizo firmado en Argel por ambos países en 1975. Ese tratado da a Irán el completo control de la mitad oriental del estuario de Chat el Arab. A través de su ministro de Exteriores, Sadam Husein pidió ayer a los iraníes una devolución del favor. En nombre de una solidaridad musulmana de la que se reía hasta la invasión de Kuwait, Sadam Husein pretende que Irán rompa el embargo decretado por la ONU y permita la entrada de mercancías en Irak.
No hubo ayer comentarios oficiales en Teherán sobre este asunto, pero es improbable que la República Islámica rompa una neutralidad que le resulta muy conveniente. Una ruptura del embargo colocaría de nuevo a Irán en el punto de mira de Estados Unidos y sus aliados, y Rafsanyani pretende justamente lo contrario: aprovechar la actual crisis para mejorar sus relaciones con Occidente.
El pasado sábado, el Consejo Nacional de Seguridad, presidido por RafÍsanyani, volvió a condenar la anexión iraquí de Kuwait. Al tiempo que condena la invasión de Kuwait, Irán proclama que no aceptará una presencia a largo plazo de las tropas norteamericanas en el Golfo. "Esperemos", añadió Rafsanyani, "que ambos lados, Estados Unidos e Irak, recuperen el sentido común y cesen en su comportamiento aventurero antes de que haya un enfrentamiento en la región".
[Por otra parte, la agencia siria Sana informó ayer de casi una cincuentena de explosiones en la localidad fronteriza iraquí de Qaem, sin dar mayores precisiones. En Arabia Saudí se informó ayer que la radio kuwaití había difundido el reciente ajusticiamiento de tres jefes militares iraquíes acusados de intentar asesinar a Sadam Husein, informa Reuter.]
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