La historia de un deseo no cumplido
El pasado mes de abril, Esperanza Martín solicitó al Juzgado de Mataró autorización para poder elegir el sexo de su sexto hijo. La petición se basaba en el artículo de la ley sobre Técnicas de Reproducción Asistida, de noviembre de 1988, que limita el uso de técnicas genéticas para los casos en que exista un fin terapéutico La normativa considera que la transmisión de enfermedades hereditarias sería una justificación terapéutica. Martín, que no padece ninguna dolencia de este tipo y es madre de cinco hijos varones, alegó que el hecho de no tener una hija la sume en una profunda depresión.La petición llegó de oficio al Juzgado de Instrucción número 2 de Mataró, cuyo titular José Antonio Córdoba, decidió a principios de este mes autorizar a Esperanza Martín a someterse a las técnicas genéticas de selección de sexo para tener una hija. En gran parte, el juez basó su resolución en el informe de dos médicos forenses de la Audiencia de Barcelona que consideran que Martín sufría una depresión ansioso-afectiva por no tener una hija.
Al conocer la sentencia, el ministro de Sanidad, Julíán García Vargas, declaró que su ministerio no permitiría que la intervención se practicara en un centro público y que, si Martín se decidía a acudir a una clínica privada, "nuestro departamento analizará el caso jurídicamente". El consejero catalán de Sanidad, Xavier Trias, replicó a su homólogo e indicó que ninguna Administración puede negarse a aplicar la ley", aunque calificó de "despropósito" el hecho de aplicar "por causas psicológicas" la inseminación artificial.
Recurso de la fiscalía
Diez días después de que el juez Córdoba publicara el auto, la Fiscalía de Barcelona lo recurrió. El documento de la Fiscalía, redactado por el teniente fiscal Alejandro Del Toro, argumentaba que no existe un fin terapéutico que justifique la reproducción asistida en la demanda de Esperanza Martín. Además, según el fiscal, el artículo dos de la ley exige un buen estado psicoffisico de la demandante, "que no se da en este caso concreto".Expertos científicos y juristas han criticado la ley sobre Técnicas de Reproducción Asistida porque es tan general que riermite sentencias como la de Mataró. El propio fiscal que recurrió el auto señala que el texto legal es insuficiente y ambiguo. Por su parte, el médico que obtuvo el primer bebé probeta español, Pere Nolasc Barri, ha denunciado que todavía no se hayan desarrollado los reglamentos previstos en la ley. Incluso el científico francés Jacques Testart ha intervenido en la polémica y ha juzgado "demasiado liberal" la ley española porque "permite interpretaciones desviadas".
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