Las insistencias de Wim Mertens
Se llenó el teatro Victoria Eugenia de un público preferentemente juvenil para escuchar la música repetitiva del belga Wim Mertens, con el compositor al piano, su cuarteto instrumental (flauta, oboe, violín y fagot) y la Coral Eskifaia, que dirige Javier Busto, una agrupación vasca verdaderamente meritoria y de gran calidad que cultiva todos los géneros, desde la polifonía histórica hasta Mahler, Prokófiev, Orff, Stravinski y el propio Mertens que ha cantado ahora.Cuanto hace Mertens parece una reacción, incluso extremada, a la complejidad de otras tendencias contemporáneas, como si quisiera poner fin a la muy estudiada incomunicación entre autores y público característica de las estéticas y lenguajes puestos en circulación a comienzos de los años cincuenta.
Uso y hasta abuso de diseños, melódicos que no llegan a adquirir la categoría de temas y que se repiten hasta la saciedad; insistencias en los unísonos; ausencia de expresividad en el sentido derivado del romanticismo; empleo de armonías tonales muy elementales que no se insertan en una continuidad funcional, lo que sucede igualmente con las formulaciones rítmicas, nos dan una música en estado neoprimitivista tras la cual se esconden, sin duda, largas experiencias culturales, entendiendo este término en un sentido lato.
Hay también un hacer música con libertad, sin otra preocupación que la de llegar al mayor número posible de personas, cualquiera que sea la preparación musical que posean. En conjunto, en las diversas obras de Mertens, se establece un clima encantatorio y semirritual en el que, si se ingresa, desaparece la noción del tiempo y, con ella, la de la duración. Las ovaciones fueron muy largas y no se registró la menor actitud en contra.
Babelia
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