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Las ciencias sociales en España

Desde hace dos o tres años, las ciencias sociales conocen en España cambios decisivos. La era franquista sigue siendo, desde luego, una referencia obligada, y lo específico de España, a veces poco percibido por sus vecinos, es que debe a la vez administrar la herencia de una dictadura de 40 años, afrontar unas evoluciones socioeconómicas de una extrema rapidez y apostar por la integración europea. La investigación española en ciencias sociales se articula, inevitablemente, en esta compleja historia. Nos proponemos sencillamente suministrar algunas indicaciones sobre los grandes ejes de desarrollo de la producción más reciente en el campo de la sociología y de la historia social.En un país en el que la sociología está asociada en las universidades con las ciencias políticas; en el que la generación de la transición fue capaz de hacer de la investigación en ciencias sociales el trampolín de la lucha contra el franquismo, y en el que la vivacidad de los nacionalismos ha suscitado la creación de instituciones regionales fuertes, apenas sorprende que la política movilice todavía la atención de los investigadores. El estudio de los partidos políticos, de las elecciones y de la opinión pública es uno de los temas privilegiados de la Revista Española de Investigaciones Sociológicas, publicada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

El desafío de la integración europea ha sacado a la luz, sin embargo, nuevos campos de investigación, sobre todo en el terreno económico. Revistas tales como Sociología del Trabajo, con su origen en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de Madrid, o también Papeles de Economía, editada por la poderosa Confederación Española de Cajas de Ahorros, dedican sus páginas a los importantes envites que constituyen la modernización de las estructuras socioeconómicas y las políticas de empleo. En la perspectiva de 1992, las reconversiones en curso en los sectores bancario e industrial y la precarización creciente del mercado de trabajo han pasado a ser temas prioritarios. Papeles de Economía, en particular, desempeña así un notable cometido de impulsión de las políticas gubernamentales. La investigación no se desarrolla únicamente en el ámbito nacional, sino también en el regional. La financiación asegurada por los Gobiernos autónomos (es decir, regionales), por las cajas de ahorros provinciales y por toda clase de bancos y organismos privados representa un papel determinante en esta evolución.

Los cinco volúmenes de la monumental obra colectiva en curso de publicación en Espasa-Calpe, con el sencillísimo y vertiginoso título de España, reflejan bastante bien la extensión actual de la investigación en ciencias sociales. Si el primer volumen, Historia, sociedad y política, une en un mismo movimiento la historia política y las evoluciones sociales, el segundo, Economía, está dedicado enteramente a un campo cuya importancia estratégica se ve plenamente afirmada; el quinto tratará de las autonomías, es decir, de esa regionalización iniciada en 1978 para satisfacer los particularismos de la Península. Es suficiente para mostrar que la ambición totalizadora de España se alimenta simultáneamente de la creciente visibilidad de los problemas socioeconómicos y de una investigación de la identidad española puesta en cuestión tanto por los nacionalismos del interior como por la integración europea.

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La investigación sociológica se beneficia de la protección de las instituciones de servicio público. Es el caso, por ejemplo, de las biotecnologías, que constituyen uno de los proyectos de investigación del recién creado Instituto de Estudios Sociales Avanzados, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y creado en 1988 para reemplazar al periclitado Instituto Balmes. El estudio del impacto de las biotecnologías sobre la sociedad se realiza conjuntamente con la Dirección General (hoy Secretaría General) del Medio Ambiente española y con la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo. La dimensión europea del proyecto es reveladora de una voluntad de apertura y de integración internacional que se afirma desde hace poco tiempo entre los sociólogos españoles, dotados de estímulos materiales crecientes para completar su formación y exportar sus productos al extranjero, y fuertemente motivados después de la celebración en Madrid, del Congreso de la Asociación Internacional de Sociología.

En un campo en el que los cambios del último decenio han tomado el aspecto de una revolución, la sociología de la condición femenina y del trabajo femenino ha adquirido también derecho de ciudadanía bajo la égida del instituto de la Mujer, dependiente del Ministerio de Cultura. Creado después de la llegada al poder de los socialistas, el Instituto se propone favorecer la integración creciente de las mujeres españolas en el mundo del trabajo y estudiar las repercusiones de esta incorporación. Los múltiples trabajos efectuados recientemente han permitido, además, la elaboración de un plan para la igualdad de oportunidades de las mujeres, aplicable a los años 1988-1990.

En los primeros años de la transición, la historia social se ha propuesto jalonar un terreno en el que parecía que todo estaba por hacer. La revista valenciana Debates y la titulada Estudios de Historia Social, publicada por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, han dado a conocer dos encuestas -realizadas a menudo en colaboración con investigadores extranjeros-, que han hecho época, sobre las convulsiones sociopolíticas del siglo XIX, los movimientos obreros de comienzos del XX y sobre la guerra civil.

En la actualidad surgen nuevas revistas con objetivos ambiciosos. Perspectiva Contemporánea. España, Siglo XX se propone explorar la historia de la era franquista. Financiada por un colectivo de historiadores de la Universidad Complutense de Madrid, la Sociedad de Estudios de la Guerra Civil y del Franquismo (SEGUEF), la revista publicó su primer número en octubre de 1988. Aborda temas en otros tiempos tabúes, tales como la oligarquía de los historiadores profesionales durante la dictadura, y concede un espacio a los métodos de la historia oral, esencial en un campo en el que los archivos siguen estando dispersos y resultan poco accesibles, cuando no han sufrido destrucciones irremediables. Para los investigadores de la SEGUEF, se trata de sacar a la historia del gueto de las humanidades para integrarla plenamente en las ciencias sociales, e implantarse en el mercado con el fin de descolonizar una actividad científica hasta ahora privada de tradición propia.

Al término de una serie de encuentros, organizados desde 1979 por el Instituto de Historia Social, uno de los centros de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en Valencia, se puso en marcha en 1987 el proyecto de una revista dotada de una sólida financiación garantizada por las instituciones regionales valencianas; Historia Social, que aparece tres veces al año, tiene la ambición de explorar el campo ocupado en el extranjero por la británica Social History y la italiana Studi Storici. Realiza informes temáticos sobre materias de historia social (anarquismo y sindicalismo, el populismo, las huelgas) o enfoques pluridisciplinarios (historia y antropología), anima controversias (lenguaje, origen e historia de la clase obrera) y acoge estudios o grandes puestas a punto bibliográficas relacionadas también con la historia social de los periodos medieval y moderno.

Simultáneamente, los profesionales de la historia social tratan de superar las barreras que en el nivel institucional les separan. La Asociación de Historia Social, creada en marzo de 1988 en el seno del Departamento de Historia de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, tiene como objetivo responder a la creciente demanda de contactos.

Isabelle Poutrin y Pascale Bourmaud son investigadoras de la Casa de Velázquez de Madrid. Traducción: M. Carmen Ruiz de Elvira.

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