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Entrevista:

"Semprún comete el error de pontificar"

Lourdes Lucio

Manuel Chaves huye de las etiquetas políticas como del demonio. Integrar y negociar son las máximas de este hombre que es desde hace 19 días el presidente de la Junta de Andalucía. Desde aquí quiere influir en su partido y poner orden en las agitadas aguas del socialismo andaluz. Para empezar, ha formado un Gobierno ni guerrista ni borbollista. "Es mi Gobierno", subraya. Sobre la polémica desatada por su ex colega de Gobierno, Jorge Semprún acerca del funcionamiento del Ejecutivo y del PSOE es tajante: "Comete el error de pontificar".Pregunta. ¿Qué opina del debate precongresual en su partido?

Respuesta. Yo tengo que decir, en primer lugar, que a mí eso me parece bueno y positivo, y lo que no es lógico es que porque exista debate se saque la conclusión de que existen crisis o enfrentamiento dentro de los niveles de dirección. Creo que no es así. Por ejemplo, a mí me parecen muy importantes las declaraciones que ha realizado Jorge Semprún, porque es la perspectiva de un intelectual que no está afiliado al partido y, además, Jorge Semprún es un hombre que tiene mucha frescura en sus argumentos y merece ser tenido en cuenta, aunque creo que también comete un error, propio de algunos intelectuales: que es el de pontificar.

P. Sin embargo, esas disensiones están siendo mal acogidas por el sector guerrista.

R. Estoy convencido que dentro de los órganos de dirección del partido hay un debate abierto sin ningún tipo de cortapisas ni coacción. Ese es mi convencimiento. Es decir, tratar de señalar que el llamado sector guerrista intenta coartar el debate no solamente me parece una injusticia sino también falso.

P. ¿Cree necesaria la inclusión de ministros en la ejecutiva federal del PSOE?

R. A mí me parece un aspecto secundario. Desde mi punto de vista, la conexión entre la comisión ejecutiva y el Gobierno está absolutamente garantizada con la presencia del presidente y del vicepresidente en sus cargos de secretario y vicesecretarlo general del PSOE. Está perfectamente garantizada, a menos que algún ministro considere que para que exista esa conexión piense que tiene que estar él. No creo que una persona por el hecho de ser ministro o por ser presidente de una comunidad autónoma tengan que estar en la comisión ejecutiva federal, que tiene que estar formada por las personas idóneas con independencia del cargo que ocupen.

P. Otro de los asuntos que se están planteando es la escasa pluralidad de la ejecutiva de su partido.

R. Yo siempre me hago la pregunta de cómo se mide la pluralidad de una ejecutiva. La única manera es con los votos, que se emiten en un congreso y lo que está claro es que la comisión ejecutiva federal tiene actualmente más del 90% de esos votos. La comisión está formada por personas que responden a las distintas sensibilidades. Eso nunca debe ser un obstáculo para que siempre un órgano de dirección esté lo más abierto posible. Creo que Carlos Solchaga lo que hizo en el comité federal fue poner un banderín de enganche, tratar de ser un punto de referencia dentro del partido. Y a mí eso me parece legítimo e incluso positivo, aunque otra cosa es que lo pueda conseguir.

P. A su juicio, ¿dónde debe desembocar el debate abierto en el PSOE?

R. En los dos últimos años ha habido un debate importante que se ha centrado en el Programa 2000. El congreso tiene que cerrar ese debate, que al mismo tiempo plantea la necesidad que tiene el partido de conectar no sólo teórica sino prácticamente con sectores sociales que hoy día tienen que decir mucho: los grupos ecologistas, feministas, etcétera. Y tiene que buscar algún elemento de vinculación orgánica con esos grupos. Es decir, que las opiniones de estos grupos tienen que llegar de alguna manera organizada a los órganos de dirección del partido. Como consecuencia de esos nuevos objetivos tiene que salir un grupo de dirección lo más abierto posible.

P. ¿Quién lidera la mayoría dentro del PSOE?

R. Habría que empezar diciendo que hay un líder en todo el partido que es Felipe González, que tiene un gran influencia en el PSOE. Esto me parece lógico y positivo. Ahora bien, un partido es algo más que un líder, y por tanto un partido nunca puede correr el riesgo de que sus debates internos consistan en plebiscitar las cosas que hace o dice el líder. Por tanto, debe existir más iniciativa de otros niveles del partido. A nivel de Andalucía existe un liderazgo menos acusado por parte de otras personas. Es decir, yo no creo que corresponda a la realidad señalar que en Andalucía existe una mayoría del partido, que es la que actualmente está representada por la comisión ejecutiva regional, y una minoría, que es la que se etiqueta como borbollista.

Cosas claras

P. La oposición andaluza le ha tachado de poco autonomista e incluso de forastero. ¿Cómo encaja esas críticas?

R. Muchas de esas acusaciones entran en la dialéctica de la confrontación del debate. Yo tengo varias cosas bastantes claras y una de ellas es que Andalucía, como comunidad autónoma, forma parte del Estado español. Dos: que las instituciones autonómicas son también instituciones del Estado. Y en tercer lugar, estoy convencido de que la actuación del presidente de la Junta y del Gobierno debe de tener una dimensión de Estado. Por eso yo nunca voy a practicar un autonomismo depandereta, que se base en gestos altisonantes, y tampoco un autonomismo que se base en la confrontación con otras Administraciones del Estado, porque creo que eso es perjudicial para los intereses de los andaluces y para el desarrollo económico y social de Andalucía.

P. ¿Eso significa que va renunciar al talante reivindicativo que se presupone a todos los presidentes autonómicos?

R. Yo lo que entiendo es que tengo que ejercer unas competencias; por tanto, tengo que tener todas las competencias que establece el propio Estatuto de Autonomía. ¿Que eso me va a llevar a plantear algunas reivindicaciones al Gobierno de la nación? Por supuesto. No voy a renunciar ni a esas competencias ni a esas revindicaciones ante el Gobierno de la nación, porque ése el mandato que me ha dado el pueblo andaluz. La profundización del Estatuto de Autonomía debe ser realizado en un contexto de colaboración con el resto de las administraciones públicas y, fundamentalmente, con el Gobierno de la nación. No podemos olvidar que hay recursos que vienen de muchas administraciones y que la mejor manera de sacar mayor provecho a esos recursos es una política de colaboración. Nadie puede poner en duda que el futuro económico y social de Andalucía está indisolublemente unido al desarrollo económico de España.

Gestos calcados

P. En los pocos días que lleva como presidente de la Junta de Andalucía usted ha calcado gestos y talantes de Felipe González. Se ha dicho que La Moncloa ha llegado a la Junta.

R. Yo creo que no se puede hablar de un estilo Moncloa en Monsalves [sede de la presidencia de la Junta]. Se puede hablar de mi estilo. Y ése es el que yo estoy convencido de que hay que llevar a Monsalves y también a la política andaluza. Me puedo equivocar o no, pero es lógico que sea así. Es normal que como he sido durante cuatro años ministro del Gobierno de la nación tenga algunas influencias.

P. Usted nunca descartó incluir a independientes. ¿Cuáles han sido los criterios que han primado a la hora de formar el Gobierno?

R. Es cierto que no descarté la presencia de independientes en mi Gobierno, pero siempre puse un criterio por encima, que era el de la eficacia, y el de formar un Gobierno muy cohesionado. En ese sentido, el Gobierno andaluz responde a un criterio básico: es mi Gobierno. Es el que yo quería formar y lo tenía prácticamente en esquema desde la semana posterior a la fecha de las elecciones. Y lo he formado bajo estos tres criterios: que fueran personas que pudieran trabajar en equipo, que tuvieran capacidad política y una capacidad de gestión basada en sus conocimientos técnicos.

P. Una de las etiquetas que se le ha colocado a su Gobierno es la de guerrista.

R. Yo no estoy de acuerdo con que se califique a mi Gobierno con ninguna etiqueta. Es cierto que este Gobierno responde a la sensibilidad de la mayoría que existe en el partido, en la que también incluyo a aquellos que son etiquetados como borbollistas. Cuando llegué a Andalucía dije que iba a realizar una política de integración y, por supuesto, a nadie, esté o no en el Gobierno, se le va a marginar.

P. ¿Va a reclamar un cargo electo dentro de la ejecutiva del PSOE andaluz?

R. Como presidente de la Junta formo parte de la dirección del PSOE andaluz. A mí me corresponde ejecutar un programa electoral, y al partido vigilar que ese programa se cumpla. Pero en cuanto a los medios, los instrumentos y el modo de hacerlo, eso corresponde al presidente de la Junta. Respondiendo más directamente: yo quiero tener un peso dentro de la política partidaria y creo que el partido también acepta el que yo pueda tener ese grado de influencia. A partir de ahí, a mí me es totalmente indiferente el puesto orgánico que yo pueda tener en el PSOE andaluz.

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