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GUERRA EN EL GOLFO

Bush dice que EE UU "mantiene abiertas todas las opciones"

El presidente George Bush se reunió ayer por tercer día consecutivo con la plana mayor de su Consejo de Seguridad Nacional para analizar la situación en el golfo Pérsico, 24 horas después de lanzar una seria advertencia a Irak sobre las consecuencias de una intervención en Arabia Saudí y cuando las tropas del régimen de Sadam Husein se encontraban, según informaciones kuwaitíes, a menos de una milla de la frontera entre Kuwait y el reino saudí. Mientras, el embajador de Irak en Washington, Mohamed Al Mashat, decía en conferencia de prensa que "Irak, enfática y categóricamente, niega las informaciones sugiriendo que (Bagdad) alienta designios en contra del reino de Arabia Saudí".Utilizando las mismas palabras que precedieron a la invasión de Panamá el pasado diciembre, Bush manifestó el viernes que Estados Unidos consideraba "la independencia, integridad y libertad de Arabia Saudí muy, muy importante", y que si recibía una petición de ayuda de Riad "se inclinaría a concederla".

Dos horas después de concluir la reunión de Bush con sus colaboradores, incluidos los secretarios de Estado, James Baker, de Defensa, Dich Cheney, y el jefe de la junta de jefes de Estado mayor, general Colin Powell, celebrada en Camp David, el portavoz presidencial, Marlin Fitzwater, declaró que "Estados Unidos sigue manteniendo abiertas todas las opciones".

Fitzwater volvió a pedir "la retirada inmediata, completa e incondicional de las tropas iraquiés de Kuwait y la restauración del Gobierno "legítimo del emirato".

Entre tanto, el Pentágono, según reveló el viernes por la noche la cadena NBC, continúa realizando los preparativos, necesarios para una intervención militar en la zona si el presidente Bush finalmente adopta esta decisión. La opinión extendida en la capital norteamericana a mediodía de ayer era que Bush no tendría más remedio que pronunciarse por la acción militar si las tropas iraquíes penetran en territorio saudí o intentan controlar directa o indirectamente la producción petrolera del reino, que suministra cerca del 20%. de las importaciones de crudo de Estados Unidos.

Para ello, Bush contaría con el respaldo total del Congreso, partidario de una intervención inmediata si Irak no retira sus fuerzas de Kuwait, y de la opinión pública, que mayoritariamente -un 8 1 % a favor frente a un 19%. en contra, según una encuesta de la cadena CNN- apoya una acción decisiva estadounidense.

Analistas militares

Según analistas militares, la primera opción militar que utilizaría Estados Unidos sería llevada a cabo por aviones F-14 y A-6 a bordo del Independence, capaces de alcanzar objetivos sensibles en Irak desde su posicionamiento a la entrada del Golfo. Igualmente utilizables, según estos analistas serían los F-16 y los F15, estacionados en España y en Alemania, así como los F-111 con base en el Reino Unido, protagonistas de la incursión de castigo contra Libia hace cuatro años.

La utilización de fuerzas de tierra es problemática ante la ausencia de bases norteamericanas permanentes en la zona. Los países del Golfo se han negado en el pasado a facilitar bases a Washington ante el temor de que tal acción fuera interpretada como una provocación por Sadam Husein. Sin embargo, según los analistas, Estados Unidos podría poner en la zona 30.000 hombres si cuenta con alguna base saudí.

Washington consiguió ayer el importante apoyo de Japón, que recibe un 70%. de su petróleo de los países del Golfo, para la imposición de sanciones económicas a Irak. Tokio accedió a la petición formulada por Bush en conversación telefónica con el primer ministro Toshiki Kaifu.

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