Conflicto familiar

Felicito a mi periódico, EL PAÍS, por el informe sobre la lamentable situación de las playas y de los ríos hispanos. Denunciar los atentados que se cometen contra la piel de toro de nuestro ruedo ibérico y bregar para que estos enclaves acuáticos dejen de ser nauseabundas letrinas al aire libre no creo que sea pecar de ecolatría, tal como un sofista mamporrero cargado de letras ha tenido la increíble osadía de afirmar. Los inversionistas hoteleros españoles saben muy bien que, hoy por hoy, las playas y los ríos cubanos son un verdadero paraíso caribeño, y sobre todo si se los compara con las cloacas de la madre patria; en ese sentido, por lo menos, el editorial de EL PAÍS y Fidel Castro están plenamente de acuerdo. Lo que no me convence en absoluto es que tal unanimidad y algunas diferencias tengan que ser la causa para que Madrid reduzca al mínimo sus relaciones diplomáticas con La Habana. Una verdadera madre no retiraría el amor a su hija porque alguna vez le salga respondona diciéndole cosas que no desea oír; a menos que el espíritu de colonización no se haya superado y que todo el superespectáculo hollywoodiense del Quinto Centenario se reduzca a un turbio negocio de tráfico de influencias entre madrastras, hijastras y padres putativos. La templanza y la serenidad deben prevalecer. El sentido común de los profundos intereses mutuos tiene que imponerse. Hay que ser ecuánimes. El invento de la ocupación masiva de embajadas se debe a los sagaces ingenieros políticos germanooccidentales. El 80% de la producción teutona se dedica a la exportación. Alemania es el primer país exportador del mundo. Su expansionismo se apoya en su constante penetración político-económica internacional. Quiero creer que a España la ocupación de su Embajada le ha cogido por sorpresa; en cambio, Fidel está sobre aviso. Ni cultural, ni económica, ni políticamente interesa a ambas naciones provocar un temporal en un vaso de agua. La sangre no ha de llegar al río; otros poderosos países lo están deseando. ¿Puede ser libre un Estado que sufre un bloqueo asfixiante y parte de su territorio está ocupado por su enemigo histórico natural desde tiempos inmemoriales? El acercamiento de posturas encontradas ha de hacer bueno el refrán: después de la tempestad viene la calma. Cosas parecidas suceden en las mejores familias, y al final se acaba hallando una solución satisfactoria para todos; es necesario, eso sí, un poquito de amor y grandes dosis de voluntad política. Para bien de España y Cuba deseo la mejor solución, pero sin olvidar que este asunto se ha de resolver, sólo, entre miembros de una familia que se respeta y sePasa a la página siguiente