_
_
_
_

Escenarios

El olor de los astados es demasiado intenso para que sobre la arena floten todavía los aromas de las fiestas animadas por Luz Casal, Miguel Bosé y Camarón de la Isla. Donde ahora muerden el polvo toros y potrancos, hace sólo una semana danzaban miles de espectadores a ritmo de rock, funky-pop y bulerías.Algunos de los alegres danzarines repiten estos días localidades en el coso taurino, aunque con distinto gusanillo en el cuerpo. Donde los artistas del traje de luces cortan, -si procede-, orejas y rabos, los del micrófono concedían hace unos días bises de propina. Como siempre. Hasta Camarón, por una vez, y sin que sirva de precedente.

Y es que al llegar los toros, la música se ha parado. Sólo rompió el miércoles por la noche ese relativo silencio la vorágine creada en torno a Prince Rogers Nelson en el escenario de mayores dimensiones que conoce la ciudad.

Valencia no tiene fiestas patronales en julio y para estas fechas la temporada artística hace un mes casi que concluyó. Por eso las autoridades municipales hace tiempo ya que se inventaron una feria que recuperara una cierta dimensión espectacular para la ciudad.

Hubo una época en que convivían los pabellones donde sonaba música en directo con la noria, las tómbolas, los coches de choque y demás atracciones itinerantes. Desaparecieron los pabellones, y la música, junto con el teatro y la danza, encontró ubicación en otros escenarios, digamos que naturales. La ciudad recupera así su pulso habitual y el respetable baila de lo lindo con los sones de Celia Cruz y el frenesí bluessy de B. B. King. Los valencianos están por la labor y no sólo desfogan los ánimos con el bacalao que se cuece en el entorno de la Albufera, donde la noche es más larga.

Mientras tanto, en el lecho que fue del río Turia, cerca del enclave donde Bofill acostó su estanque neoclásico, han resurgido travestidos los antiguos pabellones de la feria de julio, bajo el lema Andalucía en el Mediterráneo. En pleno verano, parece una edición facsímil y un tanto fallera de la feria de abril, donde, sobre improvisados escenarios, los viandantes bailan sevillanas y carteles pegados aquí y allá anuncian grupos de rumberos y cantantes ligeros desconocidos.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_